La regulación de un sector en proceso de privatización es uno de los
factores esenciales para que un monopolio no ejerza su poder más allá de
lo razonablemente deseable para que cualquiera pueda competir en
igualdad de condiciones. Básicamente este debe ser el fin de la
legislación que acompañe al proceso. Y como final de la legislación se
encuentra la armonización entre los distintos competidores.
La CMT demanda, ante el auge de la tecnología de banda ancha, una nueva
regulación con menos intervención administrativa. Ciertamente la no
intervención ha caracterizado la actitud de la CMT durante los últimos
años, y sólo ante constantes quejas, se han producido acciones
sancionadoras.
La idea principal de la desrregulación es
positiva. Fomentar la competencia a través de la tecnología, aunque,
lamentablemente la situación de unos y otros operadores no es similar.
Una desrregulación a la ligera podría producir un monopolio de facto,
por lo que ante todo, lo preciso es marcar unos límites concretos que
debe cumplir cada operador para poderse hacer efectiva esta eliminación
de trabas legales.
Por lo tanto, lo que en realidad se precisa es
un estudio sobre la situación de la competencia en el sector y la toma
en consideración de leyes pertinentes que vayan a suponer un verdadero
impulso a la innovación.
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