Especial desde Segovia
Durante los últimos cuatro días, Segovia acogió la edición española del Hay Festival, el evento que reúne a escritores, pensadores y creadores para debatir hacia donde va el mundo. Entre los ponentes, un nombre muy tecnológico: William Echikson, head of free expression para EMEA de Google.
La ponencia de Echikson era simultánea a la que en otra sala ofrecía Paul Preston, para analizar el impacto de la represión franquista durante y tras la Guerra Civil española, lo que evitó un lleno masivo de la sala. Sin embargo, y ante su más limitado público, Echikson abordó algunos de los temas que más debate han generado en los últimos años.
Así, Echikson recordó las crecientes amenazas a las que la red debe hacer frente, como los intentos de censura de los contenidos. “La gente piensa que es un problema en China, pero es un problema para todos”, apuntó. Y, por si alguien continuaba viendo la sombra de la censura muy lejos de la puerta de su casa, el directivo de Google recordó el proceso judicial que vivieron en Italia tres de los empleados de la compañía. A estos tres ejecutivos del buscador se les juzgó – y condenó – por el contenido de un vídeo que había sido subido a YouTube. “La censura en internet va a continuar”, advirtió.
Además de la libertad de expresión, otro elemento está en juego cuando se ponen trabas a la red. La economía también se resiente de las barreras. “Si pones restricciones a internet, pones trabas a tu futuro económico”, alertó. “El acceso a la información ha creado un nuevo comercio”, señaló. Que los países bloqueen los productos de este nuevo tipo de mercado, no deja de ser una barrera al libre mercado. “Es lo mismo que si Zara descubre que China bloquea sus productos”, explicó con un gráfico y claro ejemplo.
Europa, dormida
“El reto real es que los Gobiernos den un empujón a internet y no intenten pararla”, apuntó, “y que reconozcan que tiene importancia tanto económica como política”. En Reino Unido, la red ya está detrás del 8% del producto interior bruto, recordó, y en Francia, un país en el que se veía a internet como el lobo que se iba a comer a todos los puestos de trabajo, ya ha creado una cifra importante de nuevos empleos.
A pesar de estos datos, Europa, salvo excepciones, no se muestra lo suficiente interesada por la red. Únicamente los países nórdicos y algunos pequeños países europeos apoyan iniciativas para garantizar una red libre. Echikson lamentó, por ejemplo, que en la Global Network Iniciative, el organismo que agrupa a las compañías del mundo online para defender una red libre, no haya participado ninguna empresa europea.
Las leyes europeas no son tampoco muy amigables con el mundo online. En Italia, ejemplificó, las empresas del mundo internet son muy pequeñas: los impuestos y las leyes a las que deben acogerse son tan restrictivos que ser una compañía de internet es “muy difícil”. Echikson lamenta: “perdieron la oportunidad”.
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