La salida de Google de China tendrá muchas más implicaciones para la compañía que únicamente cerrar la puerta de las oficinas. La entrada en el país revolucionó muchas cosas dentro de la compañía y de la imagen que la firma lanzaba al mundo.
Silicon News repasa las seis razones por las que Google debería pensar con mucho detenimiento qué hacer con su filial china.
– Sus trabajadores: La plantilla en China no es exactamente igual que en otro país. Trabajar para una empresa rebelde puede significar mucho en un país con un régimen dictatorial. “Tenemos que obedecer a las leyes chinas”, explica el director general de la firma, Eric Schmidt, tal y como recoge el libro Las dos caras de Google, de Richard L. Brandt (editorial Viceversa), sino nuestros trabajadores serán arrestados y torturados. Eso me tiene preocupado“.
– Dolor en el mercado. El lunes, las acciones caían un 3% tras un fin de semana de rumores en los que se dio prácticamente por cerrada la salida de Google de China. Las acciones de Baidu, por el contrario, se han visto arrastradas a la euforia.
Los inversores ya han orquestado, según Barron’s, una campaña de venta de las acciones de Google y compra de su competidor chino, quien por otra parte ya es líder en el mercado.
– Beneficio para Microsoft&Co. La partida de Google no va a afectar en absoluto a las otras compañías estadounidenses operando en el país y que (algunas también han sido hackeadas) no han mostrado el arrojo (o no cuentan con la fuerza de Google) para dejar China.
Si Google se va, la inversión extranjera no va a parar, ya ha avisado un ministro chino. Microsoft y su Bing pueden ser las grandes beneficiadas por la espantada del buscador de referencia. Las relaciones entre Redmond y el gobierno del país asiático son, como recuerda The Wall Street Journal, mejores que las de su inmediato competidor.
– Caos legal. La salida de China no sólo afecta a Google o a sus usuarios, también a todas las empresas que confiaron en la firma como socio publicitario. 27 empresas ya han lanzado una carta quejándose y pidiendo soluciones. La espantada mandarina podrá implicar una avalancha de procesos judiciales por contratos incumplidos
– ¿Tanto sacrificio en vano? Google sacrificó muchas cosas entrando en el mercado chino: la conciencia de al menos uno de sus fundadores, Sergey Brin, para quien la presencia en este país siempre supuso una compleja disyuntiva y su buena imagen corporativa. Lanzarse a por Asia, censura china mediante, fue la gota que colmó el vaso y ayudar a crear al menos un grupo de opinión altamente crítico con la firma.
– Fin del idealismo. Desde Google se defendía la idea que mejor un poco de información, aunque censurada que ninguna. ¿Fin del idealismo? ¿O la realidad que se impone de golpe?
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