Durante estos últimos diez años, el sector del software ha aumentado, prácticamente, el doble de la tasa de todas las industrias. La economía mundial se contrajo un 3,3% en 2020, comparado con 2019, mientras que los ingresos de la industria del software crecieron un 2,7% y se espera que crezca a más del doble del ritmo del PIB mundial en los próximos cinco años.
En septiembre del año pasado, 7 de las 10 empresas más valiosas del mundo eran empresas de software o relacionado con ello. “Para conocer las líneas de actuación de futuro del sector en Europa, hemos entrevistado a 20 CEOs de compañías europeas de software. De esta encuesta cualitativa extraemos una serie de soluciones centradas en la industria del software y, por otro lado, prácticas de buena gestión que se aplican en otros mercados”, apunta Alberto Torres, socio y líder de la práctica europea de software de McKinsey.
“Entre las soluciones propuestas existen tres áreas en las que Europa podría tomar la delantera y crear grandes empresas aprovechando los puntos fuertes del continente: el software vertical B2B, las plataformas de software para la digitalización de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), y las plataformas horizontales construidas sobre la excelencia europea en I+D”, añade Torres.
Actualmente, el mercado global anual de software vertical se sitúa en torno a los 100.000 millones de dólares y se espera que crezca a un ritmo del 19%. De hecho, muchas empresas de software B2B han realizado ya movimientos para establecerse en este espacio.
Otra línea de actuación sería atender a la demanda de tecnología por parte de las pymes, que representan el 50% del tejido empresarial y el 65% del empleo. Pero a pesar de esta relevancia, las pymes europeas han tardado en digitalizarse. “Actualmente se estima que las empresas con menos de 1.000 empleados gastan más de 30.000 millones de dólares al año sólo en software (casi la mitad de los cuales se gastan en software vertical o específico de la industria). Es probable, además, que la demanda siga aumentando por la necesidad de digitalización provocada por la COVID, siendo una buena oportunidad para las empresas de software europeas”, anota Alberto Torres.
Otro elemento determinante a tener en cuenta es la inversión en I+D, que en Europa se encuentra muy por detrás de otras regiones. Los CEOs encuestados defienden que los inversores y las empresas podrían colaborar de manera más estrecha con universidades e instituciones europeas.
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