¿Se nos muere el Hubble?
Antes del choque de los satélites, el primer gran accidente de este tipo en la historia que ha provocado una enorme nube de desechos, la misión del transbordador Atlantis para reparar distintos sistemas del Hubble ya tenía un riesgo de impacto de 1 sobre 185, “muy cerca de alcanzar un nivel inaceptable”, explican expertos del sector.
Ahora el riesgo es aún mayor y no se sabe si la misión prevista para el mes de mayo podrá realizarse, aunque un portavoz de la NASA ha aclarado que hasta que no se tengan más datos no se podrá evaluar el riesgo, y que de momento la misión continúa en los términos previstos.
Los problemas del Hubble se han agravado tras un intento fallido de solucionar remotamente la avería en la unidad de Control “A CU/SDF” encargada de la recepción y procesamiento de los datos capturados por el telescopio y el envío a la tierra.
La solución pasa por redirigir el control al terminal “B CU/SDF” que no ha sido activado desde 1990 y de paso dotar al telescopio espacial con dos nuevas cámaras avanzadas, un espectrógrafo ultravioleta y una cámara de gran angular WFC3. Además cambiarán sus baterías, sus sensores de guiado, los giróscopos encargados de la orientación y las cubiertas aislantes.
De esta forma se extendería su vida útil cinco años más y permitiría acometer con tranquilidad su relevo que llegaría de la mano del “James Web” (programado para 2013 y en peligro por la crisis económica), que contará con un impresionante espejo principal tres veces mayor que el del Hubble, con el que los astrónomos espera recoger la formación de las primeras galaxias justo después del Big Bang.