Un hombre de negocios de Houston, llamado Farid Seif, siempre lleva su pistola encima. Ya sabemos como son los estadounidenses para eso: “voy a llevar un arma por si intentan matarme”. Sea esto muy correcto o no, la cuestión es que es legal, y para Farid es una costumbre, la lleva a todas partes, como el móvil.
Hasta que tuvo que coger un avión. Entonces la llevaba guardada en la funda del portátil. Pasó por el escáner y los guardias de seguridad no lo vieron. Sin más. Luego, en medio del vuelo, Farid fue consciente de que la tenía.
Afortunadamente, no es ningún terrorista, de modo que dejó su Glock calibre .40 guardadita, y una vez aterrizó informó del incidente, sorprendiéndose de que no la detectaran. Esa no es una pistola como las de 007, es más bien grandecita.
Para colmo, según explica la noticia:
“Los expertos dicen que cada año, tras los ataques del 11 de Septiembre, las agencias federales han hecho pruebas al azar y encubiertas de la seguridad de los aeropuertos.
Una persona informada sobre las últimas pruebas contó a ABC News que el porcentaje de fallo se acerca al 70% en algunos grandes aeropuertos. Hace dos semanas, el nuevo director de seguridad dijo que cada pistola, bomba o cuchillo de prueba pasaron los escáneres en algunos aeropuertos.”
¡Ah, claro! Una buena excusa: “no, si esto es normal”. Ahora ya nos dejan mucho más tranquilos. ¿De qué sirven los polémicos escáneres corporales cuando puedes guardar el pistolón en el equipaje de mano? Bienvenida, tecnología al servicio de la incompetencia. Ahora solo tienen que mandar a 10 terroristas y 7 se montarán al avión. — Javier G. Pereda [ABC]
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