Seis años. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Apple cambió de nuevo la industria de la tecnología de consumo con el lanzamiento de su primera tableta, el iPad. En aquel año 2010 existían ya tablets, pero nadie había conseguido dar con la fórmula que impulsara al mercado. Apple lo hizo y, aunque fue criticada al principio por muchos que no creían en el formato, fue callando bocas con el paso de los meses.
Las tabletas eran los nuevos smartphones, el nuevo dispositivo que de pronto todo el mundo quería tener, a juzgar por las cifras de ventas y por fenómenos como el del Nexus 7, agotado de forma instantánea. Los consumidores se fueron haciendo con sus tablets, el gadget que estaba claro que había llegado para quedarse, y los expertos auguraron la muerte del portátil, especialmente cuando empezaron a aparecer accesorios en forma de teclado.
Ahora, en 2016, las cosas han cambiado y los augurios y las predicciones dicen algo muy distinto: la era de los tablets ha terminado. Las ventas de tabletas no hacen más que caer (se vendieron un 10% menos de unidades en 2015 que en 2014, según IPC) y los propios fabricantes parecen haber pasado página. Como cuentan en un artículo en TechCrunch, si hubo algo que no se vio en el Mobile World Congress, fueron tabletas.
La ausencia de estos dispositivos (o por lo menos de grandes anuncios que los tuvieran como protagonistas, alguna tableta sí se vio en los stands) en la feria más importante de la industria móvil es significativa. Incluso teniendo en cuenta que el fabricante que lidera el mercado, Apple, no estaba, el claro desinterés mostrado por la competencia parece apuntar a que, efectivamente, las tabletas ya no interesan.
Las causas del fin: smartphones que crecen, tablets que duran
Sería fácil hacer paralelismos entre el mercado de los smartphones y el de los tablets, pero hay una diferencia fundamental que es la que parece que está marcando la caída de las ventas: los fabricantes no han logrado que los consumidores quieran cambiar de tablet con frecuencia, como hacen con los smartphones.
Esta es una de las razones principales por las que ya no se venden tantos tablets como antes, la mayor parte de los consumidores ya tiene uno y, mientras funcione, no necesitan hacerse con otro. Además, el mercado está llenísimo de tabletas Android por precios muy bajos que funcionan relativamente bien, por lo que hay poca necesidad de alta gama.
Y, por último, la razón definitiva: los smartphones son cada vez más grandes, con las 5 pulgadas o más como regla general. Esa pantalla es ya lo suficientemente cómoda para leer e incluso para escribir, para jugar y usar todas las apps que, por otra parte, en el caso de Android casi nunca tienen versión tablet específica. Los consumidores que no tienen un tablet es porque no ven que necesiten uno.
La batalla tablets vs smartphones la han ganado claramente estos últimos (teniendo en cuenta que unos nunca fueron pensados para reemplazar a los otros). Pero ¿y la otra batalla, esa que todos identificaron desde el principio? ¿han perdido también los tablets frente a los portátiles? Aquí nada está demasiado claro: el resultado final parece más la fusión. Si alguien sobrevive serán los híbridos, esos portátiles cuyas pantallas se pueden separar y esos tablets a los que se puede añadir un teclado. A no ser que Apple tenga algo diferente pensado.
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