La nube, el nacionalismo y otros retos del mercado de datacenters
Gartner cree que uno de los países que está preparado para triunfar en los próximos años es China, gracias a una combinación de “recursos profundos, marcas cada vez más respetadas y fabricante de diseño original fuertes”.
Los centros de datos son parte esencial de la estructura de cualquier compañía y no parece que eso vaya a cambiar. Sin embargo, Gartner ya habla de una serie de retos a los que se va a tener que enfrentar el mercado en los próximos años.
Y, más concretamente, hace referencia a “cambios dramáticos” y “factores disruptivos” que harán que la situación en 2016, por ejemplo, no sea ya la misma que en estos momentos a nivel de datacenters, proveedores y reparto de fuerzas.
Uno de los motivos más evidentes para el cambio es la actitud que mantienen los diferentes contendientes.
Frente a los fabricantes de carácter más proteccionista que no quieren ni oír hablar de alteraciones en el status quo y “defienden agresivamente sus cuotas de mercado, ingresos [y] márgenes de ganancia”, dice Gartner, se encuentran lo que la consultora denomina “evolutionary disrupters” y “revolutionary disrupters”.
Todos quieren un cacho de tarta, lo que agudizará la competencia y debería deparar sorpresas. Además, es más que probable que se establezca un liderazgo por parte de los proveedores cloud y de firmas móviles como ARM Holdings en perjuicio de las históricas Intel y AMD. Así como de ciertas regiones geográficas, con una guerra de precios entre Occidente y Oriente.
Uno de los países que va enfilado hacia el éxito, en este sentido, sería China. ¿Por qué? Por una combinación inteligente de “recursos profundos, marcas cada vez más respetadas y fabricante de diseño original fuertes”.
También tendrá algo que ver “el aumento del sentimiento anti-Estados Unidos” y una tendencia nacionalista. Aquí también influye la preocupación por la seguridad y la creencia de que lo que se fabrica en casa no corre riesgo de ser usado para operaciones de espionaje. Parece que los efectos de las revelaciones del ex-analista de la CIA Edward Snowden tienen cola para rato.