Samsung: ¿multinacional o República independiente?
Tras llevar las riendas de la compañía durante 20 años, el CEO de Samsung, Lee Kun-hee, anunciaba hace un par de semanas su retirada de la que se considera la mayor empresa de Corea del Sur (ver noticia). La decisión se produce después de que el mítico líder se haya visto envuelto en cargos que le acusan de evadir en impuestos de cientos de millones de dólares, mediante cuentas y ‘stocks’ a nombre de sus ayudantes.
En un sereno mensaje ante la televisión nacional, el CEO del conglomerado se disculpó por haber preocupado a la nación, y anunció que la compañía desmantelaría su poderosa y estratégica ‘oficina de planificación’.
Las críticas consideran a esta oficina como una organización opaca capaz de ejercer influencia y controlar a las cerca de 60 filiales del grupo, incluyendo la división Samsung Electronics, líder mundial en memorias de procesadores y electrónica de consumo. Los grandes conglomerados de Corea del Sur hicieron resurgir al país de sus cenizas tras la guerra de 1950-53, convirtiéndolo en la cuarta mayor economía de Asia-Pacífico.
En su contra, estas multinacionales como Hyundai, LG o SK Group -que controlan el 40 por ciento de la economía surcoreana-, han sido acusadas de contar con estructuras de gestión del pasado, impenetrables y controladas por directivos que tejían una maraña de sociedades con acciones cruzadas.
El Grupo Samsung es la mayor compañía del país y segundo conglomerado del mundo tras General Electric, según algunas valoraciones. Su nombre significa ‘tres estrellas’, siendo sus tres principales divisiones Samsung Heavy Industries (construcción naval), Samsung Engineering & Construction (construcción) y Samsung Electronics.
Además, opera en múltiples actividades como hospitales o seguros; pero es más conocida por su electrónica de consumo, siendo uno de los mayores fabricantes de televisores del mundo y el segundo en teléfonos móviles, situándose tras Nokia y arrebatando el puesto a Motorola el pasado año.
Esta aproximación le ha permitido obtener unos ingresos anuales de 160.000 millones de dólares y contar con unos activos de más de 250.000 millones, siendo responsable de realizar una quinta parte del total de las exportaciones de Corea del Sur.
Su facturación es similar al PIB de Singapur, y a veces conocida como ‘La República de Samsung’, este gigante asiático emplea casi a un cuarto de millón de trabajadores, creciendo rápidamente desde que comenzó como compañía de exportaciones de verduras y textiles.
Vista como una compañía de bajo coste, en la década de los 80 decidió que el mundo debía cambiar su percepción, y comenzó un importante esfuerzo por asociar su marca con criterios de calidad y prestigio.
En este sentido, Samsung Electronics está considerada hoy como la primera compañía de electrónica de consumo del planeta, alcanzando unos ingresos anuales que superan los 100.000 millones de dólares.
Su logo es conocido en cualquier país, y sus teléfonos móviles y televisores de pantalla plana han llegado a establecer algunos de los estándares tecnológicos mundiales.
Junto a su capacidad para adelantarse a la competencia y fabricar diseños innovadores a coste reducido, el grupo Samsung impulsó de nuevo en el año 2000 una intensa campaña de marketing para darse a conocer.
Entre otras acciones, la firma ha esponsorizado grandes eventos como los Juegos Olímpicos, ha invertido en patrocinio de películas como Matrix Reloaded y ha destinado cientos de millones de dólares a publicidad en medios, con especial atención al mercado estadounidense.
En los últimos años, la multinacional ha sabido aprovechar las sinergias entre sus filiales. Así por ejemplo -al contrario que muchos competidores-, fabrica sus propios componentes de hardware, contando con una veintena de plantas de producción.
Aunque no todo ha sido un camino de rosas. Durante la crisis económica que en 1997 afectó al continente asiático, se vio obligada a despedir al 35 por ciento de su plantilla y a reestructurar 100 grupos de negocios. Pero supo recuperarse.
Por estas razones, Corea del Sur ha sido tolerante con los cerca de 25 grandes conglomerados que han impulsado el crecimiento del país, apoyándose en las últimas tecnologías pero también en una mano de obra más económica. En este sentido, los analistas creen que Lee y su familia todavía controlan el mayor conglomerado del país, y que su dimisión representa únicamente un cambio de cabeza visible en el poder de la multinacional.
Por su parte, Samsung estima que la anunciada transformación supone aportar una mayor transparencia a los procesos de la compañía, concediendo mayor autonomía frente a su tradicional estructura de acciones cruzadas entre filiales.
Sea como fuere, Corea del Sur es hoy la décimo-tercera economía a escala mundial, y cuenta con uno de los niveles de vida más elevados de la zona del sudeste asiático. Y Samsung, con un reconocimiento de marca cercano al de Sony, es una referencia indiscutible en los hogares de todo el mundo.