En 2012 Samsung fue declarada culpable de infringir patentes del diseño del iPhone en sus terminales, una decisión que trajo consigo una multa de 399 millones de dólares que debía pagar a Apple.
El gigante surcoreano consideró que no era justo el criterio fijado para determinar la indemnización que debían pagar, por lo que decidió reclamar una rebaja en la misma.
Samsung argumentó que la patente infringida solo afectaba a un componente del diseño, por lo que no tenía sentido que la multa se calculara en base a los beneficios generados por las ventas de los modelos infractores.
Sonia Sotomayor, la juez del Tribunal Supremo que ha analizado el caso, ha indicado que el dueño de una patente sobre el diseño, no siempre tiene derecho a recibir todos los beneficios obtenidos por un producto infractor vendido a los consumidores
Ahora el caso pasará a un tribunal inferior, que deberá volver a calcular la indemnización que tendrá que abonar Samsung a Apple, exponen en Fortune.
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