Marc Benioff declaró hace años que Salesforce sería “la Microsoft del siglo XXI”. No importa que su compañía tardase un año en conseguir lo que Microsoft hizo en unos cuantos días. O que otra compañía, Google, parezca estar más cerca de conseguirlo que ella.
Salesforce prometió revolucionar la forma en la que las empresas compran el software, y para muchos lo ha conseguido en un nicho de mercado: el del seguimiento de clientes. Su innovación consiste en haber convertido el software en un servicio que se alquila por Internet en vez de en algo que se compra e instala en los ordenadores de las empresas.
Y sin embargo, para Benioff esto no parece ser suficiente. Quiere que Salesforce sea una plataforma como el sistema operativo de Microsoft, un producto tan popular que se convierta en un ecosistema para los desarrolladores de software.
En este aspecto es donde no acaba de dar el salto. En la Bolsa le va bien, triplicando el valor de sus acciones en tres años, pero si no consigue hacer de su oferta una plataforma de confianza, corre el peligro de quedarse atrás en el tren de la innovación tecnológica.
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