Los emprendedores pocas veces pensamos lo difícil que es montar un negocio de éxito en la actualidad. Cuando una idea viene a la cabeza le damos muchas vueltas pero siempre terminamos con una mezcla de optimismo, sobre confianza y un poco de ingenuidad. La realidad es que el fracaso puede ocurrir. De hecho, la mayoría de negocios y startups fracasan. Nos quedamos con los titulares de la prensa sobre personas que ahora son millonarias o que en poco tiempo pueden vivir de su brillante idea. Antes de llegar ahí, muchas fueron a la papelera. Y otras tantas personas no pudieron salir adelante. ¿Cuáles son nuestros errores?
El principal error, el cual yo mismo cometí, es pensar que el éxito viene de la noche a la mañana. “¿Cómo no van a triunfar estas ideas?” pensaba cuando daba mis primeros pasos. Pero estaba equivocado. Muchas no tenían tirón porque no conseguía conectar con el cliente. Otras, en cambio, tenían una buena base pero no las dejé madurar. Tenía la prisa de querer ganar dinero cuanto antes. El tiempo me ha enseñado que una startup puede tardar más de un año en funcionar. Conozco compañeros que en 2 meses pierden el interés y creen que no va a salir adelante. La calma es importante, ver como se ponen los cimientos y poco a poco el edificio empieza a crecer.
Hay que ser conscientes de que por mucho que se espere, cuando una idea no es buena, no va a funcionar. Pero otras veces la espera merece la pena. Y es que no hay que tener miedo al fracaso. Todo el mundo ha sido rechazado alguna vez en la vida, en cualquier tipo de ámbito personal o profesional. Tim Westergren, cofundador de Pandora, dijo que su proyecto había sido rechazado cientos de veces antes de ser aceptado. ¿Cuántas veces hemos escuchado este tipo de historias? Grandes ideas hoy transformadas en millonarias compañías que en sus inicios nadie daba un duro por ellas.
Una startup será exitosa si tiene clientes. Es una clave fundamental. “¿Qué puedo hacer para mejorar?“ Preguntárselo cada día y nunca olvidar leer los comentarios que hacen sobre tu idea o negocio. En la actualidad, con el sistema 3.0 es más fácil tener un feedback instantáneo gracias a las redes sociales. Tomar nota, aprender de los errores y ver lo que demanda el mercado. Este puede ser muy cambiante. Tener claro cómo se va a resolver el problema que necesita la sociedad y los medios que se utilizarán para ello.
A veces intentamos cubrir con nuestra startup una necesidad de mercado que no existe. Tenemos unas mentes brillantes, los mejores elementos tecnológicos y un grupo que trabaja de forma incansable, pero no satisfacemos una demanda, no mejoramos algo que necesita el mundo. Y ahí llega el fracaso.
Cuando nos lanzamos al mercado hay que ver si existe algún tipo de competencia. Numerosas startups no siguen adelante porque no son capaces de rivalizar con otras que ya están asentadas. Siempre hay que innovar y buscar la diferenciación. Encontrar ese algo que nos haga resaltar por encima del resto, que llame la atención del cliente. Puede que estemos vendiendo lo mismo, pero el envoltorio tiene que ser mucho más llamativo.
Otro error que he contemplado en nuevos emprendedores es que piensan que apenas hay que trabajar. Tienen una impresión de que se generará grandes cantidades de dinero desde el primer día sin apenas mover un dedo. La realidad es que hay que trabajar durante largas horas al día, incluso los fines de semana. Especialmente al principio, te encuentras con un horario laboral mucho mayor que si estuvieras trabajando para una empresa. Y hay que sufrir, pues estás invirtiendo mucho dinero, con personas o instituciones que te respaldas con su capital. El sacrificio es duro pero si funciona la recompensa merece la pena.
Y esa idea de ganar dinero no debe ser la que te mueva. Obviamente todos queremos ver nuestros esfuerzos recompensados pero al final la motivación se acaba pronto. El dinero ya llegará pero lo importante es que quieras crear algo nuevo, que ayude a los demás, que sirva para destacar en el mundo. Esas son las ideas que un emprendedor debe tener en la cabeza para triunfar.
Pese a ello, el tema monetario es complejo, pues de ahí surge uno de los principales motivos de fracaso en las startups. Personas que se quedan sin capital para invertir. Para evitar esto hay que ser muy previsor y tener todo calculado. Renunciar a esas ganancias iniciales por el bien de la empresa, realizar unos presupuestos y calcular un período mínimo de recuperación. Hay que tener claro cuál va a ser el modelo de ingresos sin esperar a que estos surjan de forma aleatoria. Al principio todo dependerá del dinero que tengas ahorrado o el que pongan encima tus socios.
Por último es fundamental adaptarse al máximo y ser flexible. El avance de la sociedad, las revoluciones tecnológicas y la globalización hacen que haya que estar siempre despierto. Moverse y contemplar que es lo que se demanda ahora. Y estar preparado para los cambios imprevisibles, que nada te coja por sorpresa. Hay situaciones difíciles de predecir por lo que tienes que tenerlo todo controlado para lo que pueda pasar.
Que no se te olvide que si no lo tienes claro, no te aventures a un proyecto de startup. Lo importante es tu seguridad financiera y personal.
*Artículo elaborado por Alejandro García, cofundador de Geekpunto.com
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