¿Sabemos detectar un ataque phishing?
En los últimos meses, tal como hemos recogido en diversos boletines de “una-al-día” se han popularizado los ataques phishing. ¿Sabemos reconocer uno de estos ataques?
Por phishing hacemos referencia a una estafa que utiliza mecanismos electrónicos, como puede ser un mensaje de correo electrónico o una página web, para convencer al usuario que revele información sensible, que va desde datos personales y privados hasta las credenciales de acceso a servicios.
Los ataques phishing son posibles por la combinación de unos mecanismos débiles de protección de acceso que generalmente no son otra cosa que una simple combinación de usuario y contraseña, y la capacidad innata de las personas a revelar cualquier información a quien nos la pregunte.
El método utilizado con más frecuencia en los casos de phishing masivo consiste en el envío de mensajes que simulan ser enviados por alguien sobre quien en teoría confiamos y donde se nos informe que, por cualquier circunstancia, es preciso revelar nuestra contraseña de usuario o bien “verificar” nuestros datos rellenando un formulario.
¿Estamos preparados para identificar este tipo de ataques? ¿Tenemos la capacidad de discernir los mensajes legítimos de aquellos que no son otra cosa que una estafa en potencia?
La experiencia demuestra que no, que la mayoría de las personas simplemente actúa de buena fe y se cree cualquier petición de datos privados.
En la web que indicamos en el apartado de “Más información” encontraremos un pequeño test con diez ejemplos de mensajes que pueden ser o no un ejemplo de phishing. Se trata de mensajes de diversas empresas, desde Microsoft a Paypal, pasando por eBay y Visa. El objeto del test es determinar cuales de ellos son legítimos y cuales son un intento de estafa.
A pesar de ser mensajes en inglés, son un buen ejemplo de los clásicos ataques phishing que podemos encontrar. En algunos casos es preciso fijarse muy bien para acertar la respuesta. El autor de este boletín ha acertado en ocho de los diez mensajes. En los otros dos mensajes, en uno he identificado erróneamente un mensaje legítimo como estafa y en otro, un mensaje fraudulento lo he clasificado erróneamente como legítimo.
Animo a los lectores de “una-al-día” que pongan a prueba su capacidad de identificar las estafas que circulan por el correo electrónico.