En la carretera, uno más uno no son siempre dos; muchos de los conductores que recorren largas distancias de forma periódica y habitual lo saben, y es que no siempre menos kilómetros equivalen a menos tiempo al volante.
En muchas ocasiones se nos plantea la posibilidad de llegar a un mismo destino por diferentes rutas. Por ejemplo, si queremos ir de Madrid a Pamplona en coche tenemos dos opciones fundamentalmente: una, pasando por Soria, equivale a unos 400 kilómetros de trayecto, mientas que la otra, viajando en dirección a Burgos, asciende a casi 50 kilómetros más. Si en la segunda se pasa más tiempo por autovías en buen estado que en carreteras secundarias, los límites de velocidad son más elevados, hay más carriles a disposición de los conductores –con la consiguiente reducción de las retenciones en el tráfico- y, en definitiva, la velocidad media de circulación es mayor, no cabe duda de que, pese al kilometraje adicional, merecerá la pena optar por ella.
Lo mismo puede suceder al movernos por la ciudad. Sabemos que a media tarde los niños salen de los colegios y que los padres van con sus coches a recogerles, por lo que si tenemos que conducir justo en ese momento del día, normalmente tratamos de evitar pasar cerca de algún cetro escolar. Es la propia conciencia y experiencia del usuario lo que nos lleva a “complicarnos la vida” y buscar rutas alternativas que nos permitan ganar tiempo o, cuanto menos, no perderlo.
Esto es lo que, a grandes rasgos, posibilita la tecnología IQ Routes o “rutas inteligentes”, que además trae consigo otros beneficios adicionales e inherentes a la elección de la mejor ruta posible: menor consumo de gasolina, menos riesgos para la seguridad vial –al circular siempre por los trayectos más óptimos- y, en definitiva, viajes más eficaces y libres de estrés.
Son muchos los fabricantes que ofrecen ya servicios de este tipo, pero la clave para optimizar su funcionamiento y eficacia es contar, ante todo, con la colaboración de los usuarios. Gracias a los dispositivos de navegación GPS y a la existencia de las comunidades online, dicha colaboración es posible y, de hecho, todos aquellos que lo desean pueden compartir los datos sobre sus viajes y sus velocidades medias de forma totalmente anónima, para ayudar a mejorar cada día la creación de las rutas inteligentes. Desde TomTom, una vez recibimos y analizamos dichos datos de forma central, podemos ajustar el tiempo que se tardará en recorrer un camino, atendiendo a la formación eventual o cotidiana de atascos en una carretera y a qué hora se producen, la existencia de obras temporales que afecten a la velocidad máxima permitida o al número de carriles disponibles y, algo fundamental, teniendo en cuenta la incidencia en el trayecto de las condiciones meteorológicas previstas.
De esta forma, analizando estos y otros muchos aspectos, el usuario puede planificar su ruta antes de salir y conocer no sólo cual será el camino más económico, rápido y/o fiable, sino conducir sin estrés al saber con precisión a qué hora llegará a su destino y estar adecuadamente informado sobre los problemas a los que puede tener que hacer frente durante el viaje. Por ello, las rutas inteligentes son una de las características más demandadas por nuestros usuarios, así como una auténtica demostración de cómo una comunidad online puede repercutir en importantes beneficios tanto para el fabricante de un producto como para todos y cada uno de sus clientes.
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