¿Alguien recuerda cuando las compras únicamente podían pagarse con efectivo o con una tarjeta de crédito física? Algunos seguramente no y los que sí seguro que sienten que hace una eternidad. Pues lo cierto es que el los hoy tan habituales pagos móviles también cuentan con bastantes años a sus espaldas. De hecho, se considera el primer pago móvil el que se realizó vía SMS en una máquina de refrescos de Coca-Cola en Helsinki. Desde entonces esta fórmula no ha dejado de crecer gracias a la innovación.
Tal vez ha sido el desarrollo de la tecnología NFC (Near Field Communication) la que más ha impulsado los pagos contactless con el teléfono móvil como principal exponente.
Esta tecnología permite la comunicación de corto alcance entre dos dispositivos inalámbricos de manera cómoda y rápida está detrás de que sean muchos los que han sustituido su tradicional monedero por su teléfono móvil.
“El mundo de los pagos sin contacto ha experimentado una grandísima evolución en los últimos años. Lo que comenzó con el simple gesto de pagar con una tarjeta sin necesidad de insertarla en un terminal ha avanzado hacia un ecosistema mucho más amplio, donde dispositivos como teléfonos móviles, relojes inteligentes y otros wearables, permiten actualmente, realizar pagos de forma rápida y segura”, explica Jesús Molina, Head of Partners de Dojo en España.
El portavoz de Dojo, proveedor de herramientas y tecnología de pagos, apunta además que la pandemia también aceleró este cambio, “ya que los pagos sin contacto reducen la necesidad de interacción física y eran percibidos como más seguros desde una perspectiva sanitaria”.
Y es que si bien no podemos afirmar que el cliente siempre tiene la razón sí que es cierto que elegir cómo pagar es una de sus principales demandas hoy y así el Adyen Index: Informe de Retail 2024 señala que el 54% de los consumidores afirma que abandonará una compra si no puede pagar como quiere.
Una preferencia que, como decíamos, tiene un protagonista: el teléfono móvil, método que elige el 25 por ciento de los consumidores siguiendo con el informe de Adyen.
El Barómetro de Particulares 2023 de Mastercard nos sitúa en el mismo escenario y afirma que el 50% de los españoles pagó con su móvil en 2023 frente al 29,7% que lo hacía en 2022.
Una cifra que si analizamos en profundidad nos muestra cómo las nuevas generaciones son las que más utilizan este método: el 76,4% de los encuestados considerados Generación Z (menores de 29 años) pagaron con el móvil en 2023, mientras que solo el 34,4% de los Baby Boomers (entre 55 y 74 años) utilizaron el móvil para sus pagos.
La misma fotografía encontramos si tomamos en cuenta los datos del III Estudio de Tendencias de Pago Móvil en España de VISA, que señala que en 2023 el 42% de los españoles utilizó su móvil para realizar pago y que entre los jóvenes de 18 a 29 años el teléfono móvil es el método favorito para el 91%. Teléfono móvil que, según Mastercard es el dispositivo preferido para realizar compras por el 53% de los españoles pero que no anda solo en este escenario. Le siguen otros dispositivos como el ordenador, que prefiere el 42% o la tablet, elegida por un 5 por ciento y, desde hace unos años, por otros dispositivos como los smartwatches que ya utiliza 1 de cada 4 consumidores según datos de Mastercard y, los recién llegados, los anillos inteligentes que poco a poco comienzan a conquistar su propio espacio.
Pero, ¿qué hay detrás de esta creciente importancia del pago móvil? Como decíamos la innovación tecnológica pero sobre todo y siguiendo con el informe de VISA la rapidez, la sencillez, el control de gastos y la seguridad.
Esas son las principales ventajas destacadas por los usuarios de este modo de pago y también las que explican cómo poco a poco va ganando terrero frente a métodos más tradicionales.
“Cada vez más personas eligen el pago móvil o contactless porque ofrece la combinación idónea entre velocidad y seguridad. Casi a las puertas de 2025, los consumidores buscan a día de hoy experiencias de pago rápidas y sin fricciones, y el pago móvil cumple perfectamente con estas expectativas. No es necesario cargar con efectivo, lo que reduce el riesgo de pérdida o robo, y las transacciones contactless suelen ser más ágiles. Además, estos métodos de pago integran capas avanzadas de seguridad, como la autenticación biométrica y la tokenización, lo que aumenta la confianza de los consumidores al proteger la información sensible. A través de Adyen vemos cómo esta adopción está impulsada tanto por la demanda del consumidor como por los comercios que buscan ofrecer una experiencia más eficiente y personalizada”, asegura Blanca Ferrero, Global Head Open Banking & Settlement en Adyen.
Pero, ¿realmente son seguros los pagos móviles? Para Jesús Molina, de Dojo, no hay duda: sí. “Los pagos con NFC son extremadamente seguros. Utilizan diversas medidas de protección, como el cifrado de datos y los sistemas de tokenización, donde los datos sensibles del cliente no se transmiten directamente, sino que se reemplazan por un token que actúa como un “sustituto” de la información real.
Además, en muchos casos, estos pagos están respaldados por autenticación biométrica, como el uso de huellas dactilares o reconocimiento facial, lo que añade una capa adicional de seguridad. Aunque siempre habrá amenazas potenciales, la realidad es que los pagos con NFC están diseñados para minimizar el riesgo de fraude. También hay que mencionar que la tecnología sigue mejorando, por lo que las medidas de seguridad avanzan constantemente para hacer frente a cualquier nuevo desafío”.
Al abrigo de la tecnología NFC y como muestra real de cómo la innovación no deja de hacer evolucionar el pago sin contacto nacía hace dos años Rikki, el anillo de pago inteligente desarrollado en Barcelona, con el que ya se han realizado transacciones por un valor superior a los 13 millones de euros.
Creado por las emprendedoras Elena Yorda y Elena Fuenmayor, Rikki es un anillo de pago o como sus creadoras lo definen: “una pequeña joya que alberga un chip bancario universal para pagos”.
Sin batería, discreto y seguro, que es al final lo más importante. Así, nos aseguran, “¡Es más seguro que una tarjeta bancaria, dado que en ningún momento revela tus datos! El anillo utiliza tecnología NFC para conectarse con los datáfonos, aunque esta tecnología es sólo una forma de comunicación, como pueden serlo bluetooth, wifi, 5G, etc. Lo importante no es que lleve un chip NFC, sino que contiene un chip de seguridad bancaria certificado por Visa y MasterCard, que está especialmente diseñado para poder gestionar el token de pago de las tarjetas bancarias, y que Rikki dispone de los acuerdos y la tecnología que permiten el funcionamiento y la aceptación del anillo a nivel mundial. El token que se graba en el anillo es un identificador encriptado de la tarjeta bancaria y el anillo. Este token lo proporcionan Visa o Mastercard (según la tarjeta del usuario). Gracias a los acuerdos con estas compañías Rikki tiene la posibilidad de ofrecer este servicio que mejora sustancialmente la seguridad en los pagos presenciales”.
Además, todos los gastos realizados con el anillo se envían automáticamente al móvil del usuario y siempre puede disponer de un registro de los gastos realizados. Del mismo modo, tal y como marca la legislación bancaria, el anillo requiere PIN para pagos de 50 euros o superiores y, además, con la aplicación de Rikki el usuario puede cambiar la tarjeta, pausar los pagos con el anillo si no lo va a usar por un tiempo o, incluso, darlo de baja si lo ha perdido o se lo han robado.
“La evolución en los dispositivos refleja una tendencia clara: buscamos cada vez más comodidad y simplicidad. Pasamos de usar la tarjeta a usar el móvil, y luego al reloj, porque se trata de hacer que el pago sea lo más ágil posible. El siguiente paso, como los anillos y otros wearables, sigue esta misma lógica de lograr un pago “invisible”. Más allá de que el avance de la tecnología NFC ha permitido que estos dispositivos puedan realizar pagos, lo que realmente marca la diferencia es que los consumidores quieren experiencias de pago que se integren con sus rutinas diarias. Gracias a estos dispositivos se eliminan pasos innecesarios: ya no hace falta sacar la cartera o el móvil y el pago se hace en un simple gesto. A esto hay que añadir el factor de personalización y moda que incluyen estos wearables, lo que también impulsa su adopción”, apunta en este sentido Jesús Molina de Dojo, algo que claramente explica el sentido y motivo de la aparición de Rikki.
Es precisamente esa “invisibilidad” de Rikki a la hora de pagar lo que, para Elena Yorda y Elena Fuenmayor, le convierten en la opción perfecta. “La tecnología ha estado ocupando demasiado espacio en nuestra mente y en nuestro día a día. Que la dependencia del móvil y el “ruido mental” que genera nos privan de disfrutar de nuestros pensamientos, de la gente que queremos y del entorno en que vivimos. El anillo Rikki es silencioso, no te distrae, no necesita batería y te permite pagar con un simple gesto. A diferencia del móvil no está conectado a la red y no está expuesto a un potencial robo de identidad con el cual te pueden vaciar todas las tarjetas”.
Y aunque la pregunta no es fácil de contestar sí es necesaria. ¿Hacia dónde caminamos? ¿Qué es lo próximo que veremos (utilizaremos) a la hora de pagar?
Desde Dojo se aventuran a dibujar un futuro “marcado por la integración de tecnologías más avanzadas, especialmente la biometría. Aunque ya vemos el uso de huellas dactilares y reconocimiento facial en pagos móviles, esta tendencia va a seguir creciendo. Aún hay cierto escepticismo con tecnologías como el reconocimiento de pupilas o los pagos por QR en algunas regiones, pero todo indica que se irán adaptando a medida que los consumidores ganen confianza en ellas.
La clave está en ofrecer opciones cada vez más personalizadas y adecuadas a las preferencias de los usuarios. Al mismo tiempo, la experiencia de pago será cada vez más “invisible”. No es solo que pagues rápido, sino que lo hagas casi sin darte cuenta, sin interrupciones ni problemas técnicos. Esta fluidez se logrará con una mayor integración entre los sistemas de caja, terminales y tecnologías de pago, eliminando cualquier fricción en el proceso. Las empresas tecnológicas tenemos el reto de hacer que la experiencia de pago sea lo más sencilla y cómoda posible, lo que será fundamental para fidelizar clientes en el futuro”.
En la misma línea Blanca Ferrero, de Adyen, apunta que “si pensamos en un futuro inminente, es posible que las tecnologías de pago mediante wearables y contactless continúen evolucionando rápidamente, impulsadas por la búsqueda de una mayor integración en la vida cotidiana”.
Además señala que la tendencia general del mercado se inclina “hacia dispositivos aún más cómodos, como la ropa inteligente o los vehículos con sistemas de pago integrados”.
El iris de nuestros ojos, el pulgar, nuestra cara… Cómo pagaremos en unos diez años aún es una incógnita que seguro ha centrado algún capítulo de Black Mirror y que podemos vislumbrar con este interesante “experimento” de VISA en Chalk Coffee, una pequeña cafetería de Chester (Reino Unido). Pestañear, dar pasos o contribuir a alguna causa solidaria, ¿Cómo eligen ustedes pagar?
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