Revolución mediática
La historia del marketing y los medios de comunicación se encuentra indisolublemente unida casi desde los inicios de ambas disciplinas. Si bien la raíz del periodismo se pierde en los orígenes de la comunicación, la comercialización de bienes o servicios también lo ha estado. Sin embargo, la feliz reunión de ambas, realmente impulsada con mayor o menor tino desde la Revolución Industrial, nunca ha sido un camino de rosas.
Los avances tecnológicos constantes que arrancan en el nacimiento del periodismo como industria, han transformado los medios, e invariablemente así también se ha transformado la comunicación de ideas más o menos comerciales. La apariciones sucesivas de prensa, cine, radio, televisión e Internet han desatado una lucha por la supervivencia que ha dotado a este mundo de un gran dinamismo. En este bullicioso entorno los modelos más rígidos han quedado siempre aparcados o en el desguace. Por otro lado, el uso que el marketing hace de los medios también se ha visto abocado a adaptarse para obtener el máximo impacto.
La llegada de Internet ha supuesto una nueva vuelta de tuerca en esta batalla por la existencia. El interés de los anunciantes por las posibilidades que ofrece Internet y la feroz lucha que se vive en el seno de los medios tradicionales certifican que es imposible aburrirse en el negocio del periodismo.
Sin embargo, y a diferencia de pasadas épocas, el dinamismo es hoy en día una virtud y no una amenaza. Tanto las grandes corporaciones mediáticas como los osados muckrackers actuales encuentran un publico y resuelven parte de sus objetivos con una mayor tranquilidad. La diversificación de las labores ha solventado esta situación. Esta visión, unida a la siempre innovadora esencia de Internet, permite augurar una época de revolución interna con beneficios tanto para el periodismo como para el marketing, especialmente online.