Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Y la importancia de estos grandes núcleos urbanos es todavía más significativa en nuestro país, donde el porcentaje de personas que vive en zonas urbanas se eleva por encima del 80%.
En este contexto, no hay la menor duda de la relevancia que tendrá el desarrollo de la Smart City. Sobre todo, si tenemos en cuenta el impacto que tienen estos núcleos poblacionales en cuanto al consumo energético y las emisiones de dióxido de carbono en el actual escenario de emergencia climático .
Así pues, la tecnología será fundamental para que las ciudades den un salto adelante. “La incorporación del Internet de las Cosas (IoT) y el análisis de datos impulsado por la inteligencia artificial (IA) están convirtiendo a las ciudades en espacios más eficientes y sostenibles. Estas ciudades inteligentes utilizan el IoT para mejorar la calidad de vida, optimizando aspectos como el tráfico, la infraestructura, la gestión energética, la contaminación y la seguridad pública”, indica Víctor Ruiz Ezpeleta, profesor de OBS Business School, en su informe ‘Smart Cities’.
En este estudio, explica las ventajas que comporta el desarrollo de la Smart City y especifica los distintos ámbitos en los que se pueden aplicar la tecnología para lograr que las ciudades sean más inteligentes, como en la movilidad (gestión del tráfico, parking inteligente, transporte público bajo demanda…), gestión del agua, edificios inteligentes, etc.
“El ámbito de Smart City por antonomasia es la movilidad. Se ha avanzado mucho en la priorización del transporte público y los desplazamientos en bicicleta o patinetes. Además, se está mejorando en el control del tránsito mediante algoritmos de trayectorias que permitirán optimizar las infraestructuras actuales”, detalla Ruiz.
Igualmente, Diego López Román, gerente de servicios Smart para Empresas de Telefónica España, reseña que “donde más foco se está poniendo a la hora de digitalizar las ciudades es en facilitar el día a día a los ciudadanos, ya sean nativos o turistas”, por lo que destaca los avances en movilidad inteligente.
También apunta que “se está acercando la administración a los ciudadanos, personalizando la información y la experiencia a través de la tecnología, lo que facilita los trámites y reduce la burocracia”.
Asimismo, señala que “la digitalización de las ciudades está contribuyendo a su sostenibilidad, al facilitar una mejor gestión de los recursos, como el agua o la luz, con soluciones de ahorro y de alumbrado inteligente; o la optimización de la gestión del tráfico y de los residuos, lo que contribuye a reducir la emisión de gases de efecto invernadero”.
Finalmente, remarca que “la tecnología está ayudando a transformar los diferentes municipios y ciudades en destinos turísticos inteligentes, donde el turista tiene al alcance de un clic todos los servicios que contribuyen a mejorar su experiencia; mientras otras herramientas tecnológicas, como la sensorización y las redes de IoT, colaboran en el mantenimiento y disfrute del patrimonio histórico y cultural”.
En cuanto al desarrollo de la Smart City en nuestro país, el profesor de OBS Business School afirma que “Madrid y Barcelona tienen los puestos más altos en distintos rankings tanto españoles como europeos de Smart City”. Igualmente, el responsable de Telefónica anota que las tres ciudades españolas más avanzadas en este terreno son Barcelona, Madrid y Valencia, de acuerdo con el Índice Smart Cities (ISCE).
“Barcelona lidera ese ranking, al cumplir en un 80% en la digitalización de servicios, según el ISCE. Sobre todo, en lo concerniente a temas de sostenibilidad, urbanismo, movilidad y políticas para combatir la contaminación del aire”, desgrana. Por ejemplo, la ciudad cuenta con sensores IoT para monitorizar en tiempo real el flujo de residuos, con el fin de optimizar las operaciones de recogida.
En movilidad destacan los patinetes eléctricos equipados con IA, la ampliación de carriles bici y la reducción de espacio para los vehículos privados. También habla de la instalación de cabinas modulares capaces de crear espacios de trabajo en zonas públicas, papeleras inteligentes que clasifican los residuos por sí solas, autobuses autónomos para el transporte público, coches plegables y drones preparados para entregar mercancías y suministros farmacéuticos.
Para poder centralizar y gestionar los datos que originarán todos estos elementos, Barcelona utiliza una plataforma llamada Sentilo, un sistema de código abierto donde se pueden introducir y visionar los datos de manera fácil tanto para la ciudanía como para las empresas suministradoras.
Y no hay que olvidar que la ciudad aloja el superordenador Mare Nostrum 5, que ayudará a estudiar y desplegar proyectos complejos que hasta ahora no se podían desarrollar.
Por su parte, Ruiz reseña que en Barcelona “tiene especial relevancia la gestión integrada mediante el IoT de diversos servicios, como la movilidad y el alumbrado, así como una vertiente social más específica para la ciudad”.
En el caso de Madrid, en su informe indica que está considerada como la “mejor ciudad europea” en la gestión de residuos, gracias al uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), con sensores de llenado que optimizan las rutas de los camiones de recogida.
También pone el acento en los avances en movilidad, tanto en la flota de autobuses de la EMT, con la electrificación total, como en el sistema de Bicimad y su nuevo sistema de pago MPass. De hecho, el estudio reseña que Madrid se encuentra entre las cinco ciudades del mundo con sistemas de transporte ejemplares, junto con Nueva York, Londres, París y Berlín.
Asimismo, destaca la transformación tecnológica del Centro de Operaciones de La Elipa y su instalación fotovoltaica, que es considerada un referente a nivel mundial.
Pero no son las únicas ciudades españolas que están dando pasos importantes en esta dirección. Ruiz señala que también están desarrollando proyectos interesantes en distintos ámbitos Bilbao, Sevilla, Zaragoza.
Por otro lado, López recalca que “En España somos referentes en la creación de Destinos Turísticos Inteligentes”. “En 2019, se creó la Red de Destinos Turísticos Inteligentes, que se coordina desde SEGITTUR y la Secretaría de Estados de Turismo. Es un modelo de gestión en municipios y ciudades basado en el uso de la innovación, la tecnología, la gobernanza del dato, la accesibilidad y la sostenibilidad, que actualmente funciona en más de 400 localidades”.
Fuera de nuestro país, López indica que la clasificación mundial de ciudades inteligentes está encabezada por Zurich (Suiza), Oslo (Noruega) y Canberra (Australia), según el ‘Smart City Index 2024’ del International Institute for Management Developtment (IMD). Completan el ‘top 10’ Ginebra (Suiza), Singapur, Copenhague (Dinamarca), Lausana (Suiza), Londres (Reino Unido), Helsinki (Finlandia) y Abu Dabi (Emiratos Árabe Unidos).
“El motivo es que tienen un enfoque integral en la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la calidad de vida de sus habitantes. Para ello, implantan medidas eficaces en áreas clave dentro del funcionamiento de una ciudad, como el transporte, la energía y la gestión de residuos, lo que las ubica a la vanguardia en temas de urbanización inteligente”, expone.
“También destacan por su infraestructura avanzada y su inversión en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que facilitan una administración urbana más eficiente y servicios públicos de alta calidad”, añade.
Además, señala que Tokio o Nueva York se encuentran en un nivel similar, “con la digitalización y la movilidad como ejes principales”.
Es indudable que el desarrollo de la Smart City traerá numerosas ventajas, pero también encontramos desafíos para su avance y algunos riesgos en su despliegue.
Uno de los mayores retos es el manejo de la gran cantidad de datos que generarán todos los sistemas conectados que permiten el desarrollo de la Smart City.
“Para facilitar la transformación digital del modelo de gestión de una ciudad digital a una ‘inteligente’ es necesario contar con una plataforma que permita incorporar y analizar datos e información que provengan de diferentes fuentes y aplicar sus conclusiones a los diferentes servicios que dependen de él en tiempo real y a través de cuadros de mando”, especifica López.
Por ejemplo, Telefónica ha desarrollado su propia plataforma, bajo el nombre de ‘Thinking City’, que ya está siendo utilizada por 46 entidades, entre ciudades, comunidades autónomas y diputaciones.
La privacidad y la seguridad son también posibles escollos que podrían obstaculizar el avance de la Smart City. El estudio de Ruiz reconoce que la implementación masiva de cámaras, sensores y sistemas de recolección de datos puede llevar a una invasión de la privacidad, por lo que existe el riesgo de que la vigilancia masiva sea explotada por gobiernos o empresas para controlar o manipular a la población.
Por eso, insiste en que será imprescindible una regulación clara y rigurosa, fundamental para conseguir la confianza de los ciudadanos en torno a la gestión y seguridad de sus datos, lo que facilitará su participación.
Por otro lado, el informe tiene en cuenta que un uso excesivo de la IA podría desembocar en la deshumanización de los servicios públicos, aspecto especialmente crítico cuando hablamos de atención médica o servicios sociales, donde el contacto humano es crucial.
De este modo, advierte que el reto será determinar qué se debe enseñar a la IA para que sea capaz de tomar decisiones justas e igualitarias, ya que la ética y los sentimientos son aspectos complejos para ser desarrollados por la tecnología.
La ciberseguridad merece un capítulo aparte, ya que el uso intensivo de tecnología conlleva el riesgo de sufrir ciberataques que podría llegar a paralizar servicios esenciales, por lo que se deben preparar planes de contingencia, como advierte Ruiz.
Raul Guillén, evangelizador de estrategias de ciberseguridad de Trend Micro Iberia, desgrana los principales desafíos en este ámbito a los que se expone la Smart City.
Ataques a infraestructuras críticas “Todos los servicios esenciales dependen de la tecnología y sistemas conectados. El suministro de agua, electricidad, la movilidad, el transporte o las comunicaciones son claros ejemplos. Un ciberataque podría paralizar estos servicios, generando caos y afectando la vida diaria de los ciudadanos. Recordemos el ejemplo de Colonial Pipeline, por citar alguno”, expone.
Vulnerabilidades en IoT. Guillén anota que los dispositivos a menudo no están diseñados con altos estándares de seguridad y no incorporan la seguridad desde el diseño. Esto hace que sean vulnerables a ataques que pueden exponer datos sensibles o permitir el acceso no autorizado a redes más amplias.
Ataques de denegación de servicio (DoS). El experto de Trend Micro reseña que estos ataques pueden inutilizar sistemas clave al saturarlos de tráfico malicioso, paralizando servicios como el transporte inteligente, la gestión del tráfico o la atención de emergencias.
“Aquí tenemos muchos ejemplos. Quizás el primero de ellos fue el del NHS en el Reino Unido en mayo de 2017, que paralizo la actividad sanitaria cancelando operaciones, consultas y la atención primaria”, comenta.
Intercepción y manipulación de datos en tiempo real. “La manipulación de datos en tránsito, como los datos de tráfico o las alertas de emergencia, podría engañar a los sistemas o a los ciudadanos, generando pánico o llevando a la toma de decisiones equivocadas”, expone.
Suplantación de identidad. Guillén subraya que los atacantes pueden interceptar comunicaciones y suplantar dispositivos o usuarios legítimos, permitiendo el acceso no autorizado a sistemas críticos o falsificar datos para manipular decisiones. “Recordemos que la identidad digital es el nuevo perímetro tecnológico”, declara.
Ataques a sistemas de supervisión y control (OT). “Los entornos OT tienen procesos de amortización muy elevados, por lo que nos encontramos mucho equipamiento legacy (heredado), especialmente crítico en la gestión y mitigación de vulnerabilidades. Por ejemplo, los sistemas SCADA, que controlan infraestructuras críticas, pueden ser un objetivo para atacantes que busquen desactivar o tomar el control de servicios esenciales de la ciudad”, advierte.
Falta de estándares de seguridad y regulación. “Muchas de las tecnologías de ciudades inteligentes aún carecen de estándares de seguridad unificados. Esta falta de regulación dificulta la implementación de prácticas de ciberseguridad coherentes y robustas en toda la ciudad”, valora.
“Es cierto que la UE ha lanzado una batería de regulaciones que mitiguen este punto, directivas como la CRA, DSA o incluso DORA y NIS2, que ponen en foco en la gestión del riesgo extendido, incluida la cadena de suministro”, añade.
Ante todas estas amenazas, cabe preguntarse si estamos listos. “Creo que estamos en el camino, pero falta mucho por hacer. Urge tener una visibilidad holística y global del riesgo en cualquier servicio digital, incluyendo todos los elementos que participan en las ciudades”, afirma Guillén.
“Cuando hablamos de gestión del riesgo tenemos que hablar de forma imperativa del tiempo. El riesgo es cambiante y hemos de tener soluciones que aporten una visibilidad global y que nos ayuden a mitigar el riesgo en fase temprana. El tiempo es la unidad de medida en la gestión de un incidente. Una buena gestión del mismo nos permite no sólo ser reactivos, sino que nos permite ser proactivos y anticiparnos a problemas asociados a la tecnología. Aquí, el concepto de plataforma unificada de ciberseguridad es clave para simplificar la gestión y la operación”, detalla.
Además, recalca que debemos incorporar la ciberseguridad desde la fase de diseño de los servicios, en línea con las nuevas directivas europeas.
Asimismo, recuerda que las personas son claves en este proceso. “La concienciación de la alta dirección y de los responsables de negocio es un punto crítico y crucial en la guerra contra el cibercrimen”.
En cualquier caso, el profesor de OBS Business School hace hincapié en que el desarrollo de la Smart City depende principalmente de “la voluntad de una apuesta clara por parte del triángulo administración-ciudadanía-empresa, que va a un ritmo demasiado lento para las posibilidades que se podrían desarrollar”.
Así pues, aunque reconoce que la ciberseguridad y el procesamiento de datos supone un reto, considera que las herramientas que tenemos mejorarán sustancialmente en muy poco tiempo, por lo que el desarrollo de la Smart City estará más condicionado por dicha voluntad de avance.
De igual modo, el gerente de servicios Smart para Empresas de Telefónica España recalca la necesidad de que se siga invirtiendo en la digitalización segura de las infraestructuras. “Para ello, es fundamental la colaboración público-privada”, apostilla.
Al hilo de ello, Ruiz apunta en su investigación que es necesario que las empresas privadas y los gobiernos trabajen de manera conjunta. Sin embargo, muchos líderes empresariales aún son reticentes a compartir datos con socios externos.
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