Nina Tolstrup ha decidido simplificar al máximo el despertador y le ha quitado hasta los botones. Sencillamente, si lo apoyas en uno de sus lados activas la alarma y si lo mueves al otro, la desactivas. Vamos, que ni es un posible juguete sexual, ni hay que meterle huevos, ni darle guantazos, ni perseguirle por la habitación. En definitiva, un despertador de los que a mí me gustan: de los que no despiertan.
Página de producto [vía Uncrate]
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