El problema de las redes sociales fue desde el principio el mismo: conseguir monetizar de forma eficiente a todos esos usuarios. Tras años de lucha y sufrimientos, Facebook encontró la forma de hacerlo (Linkedin no cuenta, siempre lo hicieron bien), pero el resto parece seguir un poco perdido en plena burbuja. Se habla de vender productos desde las plataformas desde hace mucho, pero las cosas no parecían fructificar… hasta esta semana.
Facebook y Twitter ya tienen sus botones de “comprar” desde hace tiempo (una opción que ofrecen a los anunciantes que deseen que los usuarios puedan ir directamente a comprar desde la red social, aunque saliendo de la plataforma), y se dice que Google está en ello. ¿Qué pasó esta semana? Que llegaron dos nuevos: Instagram y, sobre todo, Pinterest.
Lo de Instagram es de esas cosas tan sencillas que cuesta creer que no lo hicieran antes. Se trata de un nuevo producto para sus anunciantes con el que pueden añadir a sus anuncios un botón “comprar” que lleve a los usuarios que lo deseen a la página de ecommerce del sitio en cuestión. Es decir, los usuarios se salen de la app de Instagram para realizar la compra, por lo que en la plataforma no se tienen que preocupar por recopilar datos de pago y otros temas logísticos.
Pinterest, por el contrario, empezará a hacer lo que desde sus comienzos todo el mundo cree que deberían estar haciendo: añadir ese botón y permitir a los usuarios comprar desde la app, sin tener que irse a la de la marca del producto que compran, sin ver la experiencia rota, sin que haya riesgo de que se pierdan o cambien de opinión por el camino.
El botón que siempre faltó
Siempre se habló de Pinterest como si fuera una red social, pero ellos mismos son los primeros en insistir una y otra vez en que no lo son. Prefieren definirse como una plataforma de descubrimiento, una plataforma para aprender y, ahora, una para comprar. Añadir el demandadísimo botón de comprar convierte a Pinterest en eso que siempre se dijo que debía ser.
Y es que la pura existencia de Pinterest y la forma en la que casi todo el mundo la usa pedía a gritos ese botón: una plataforma en la que marcar y almacenar cosas que te gustan de cualquier categoría, intereses en general. Temas como ropa, hoteles bonitos o elementos decorativos. Evidentemente, a las marcas siempre les gustó Pinterest, que además lleva tráfico a sus webs y muchas veces acaba en compra. Pero si esa venta se pudiera cerrar antes sería mucho mejor.
Pinterest no es más que un lugar en el que guardar ideas para proyectos futuros, proyectos que muchas veces implican gastar dinero. A la hora de tomar una decisión de compra, no es lo mismo tener delante el botón de “comprar”, justo en el momento en el que el usuario está más emocionado recopilando ideas y pensando “lo quiero”, que no tenerlo.
¿Cuál puede ser el resultado de esto para Pinterest? ¿Logrará ponerse cara a cara con Amazon como uno de los lugares principales a los que se va para comprar en Internet? El objetivo quizá no sea tan ambicioso, teniendo en cuenta además que ambos sitios funcionan de forma distinta: a Amazon vas cuando sabes que quieres comprar algo; la idea de Pinterest es que acabes comprando aunque en principio quisieras solo buscar ideas. Habrá que esperar para ver qué respuesta tiene por parte de anunciantes y usuarios.
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