AMD aboga por el acceso universal a las experiencias de realidad virtual
Ha presentado la tarjeta gráfica Radeon RX 480 que promete una experiencia de calidad en PCs a partir de 199 dólares.
AMD ha acudido a la feria Computex 2016, que se está celebrando estos días, con la séptima generación de sus procesadores Serie A debajo del brazo. Pero también con la intención de universalizar de algún modo la realidad virtual.
Para ello, ha decidido participar en este mercado a través de las tarjetas gráficas Radeon Serie RX con arquitectura Polaris, entre las que se encuentra Radeon RX 480. Dicha tarjeta, que comenzará a venderse el miércoles día 29 de junio, promete capacidades de realidad virtual de gran calidad a un precio de partida de 199 dólares. Y es que eso es justo lo que costará la versión de 4 GB.
En este sentido, AMD destaca que se trata ya de “la solución más económica del mundo para experiencias VR con PC de primera clase, ofreciendo capacidades VR comunes en GPUs de 500 dólares”. Esta compañía también recuerda que la venta retail había fijado hasta ahora el precio medio para estos sistemas por encima de los 999 dólares. Esto quiere decir que el precio es “la principal barrera para la adopción de la realidad virtual”.
“La realidad virtual es el desarrollo más esperado jamás en la informática envolvente, y es la realización de la visión Cinema 2.0 de AMD que predijo la convergencia de experiencias inmersivas e interactividad en 2008”, señala Raja Koduri, vicepresidente sénior y arquitecto jefe del Grupo Radeon Technologies de AMD.
Pero “mientras intentamos conectar completamente y sumergir a la humanidad a través de la realidad virtual”, añade Koduri, el coste de los productos se ha establecido como la barrera “entre la realidad virtual sólo para unos pocos elegidos y al acceso universal para todos. Radeon RX Series es una tecnología disruptiva que propulsa a la realidad virtual hacia un punto de inflexión, convirtiéndola en una tecnología transformadora pertinente para los consumidores”.
La esperanza de AMD es que su propuesta cambie el estado de las cosas en el mercado, avivando los niveles de adopción y, claro está, provocando una caída de precios para los propios cascos utilizados para vivir la experiencia de realidad virtual.