Europa quiere que la tecnología sea la palanca que impulse la recuperación económica tras la crisis generada por la COVID-19. Innovación, digitalización y conectividad son algunas de las prioridades de inversión de los fondos que está movilizando la Unión Europea para facilitar dicha transición.
Por otro lado, la pandemia ha puesto de manifiesto el enorme desequilibrio existente en la cadena de suministro de muchas materias primas, componentes y bienes, paralizando la actividad de algunos sectores. Todo el mundo depende de los proveedores asiáticos. Y esta dependencia es aún mayor en el Viejo Continente. Una muestra clara de ello es la crisis de suministro de microchips, que ha puesto en jaque a la industria automovilística europea, entre otros sectores.
La Comisión Europea ha tomado nota y se ha planteado como objetivo que la UE fabrique una quinta parte de la producción mundial de semiconductores en 2030, frente al 9% que manufactura actualmente. “Es alcanzable, pero requiere de una apuesta decidida y sostenida en el tiempo y no sólo de un ‘fuego de artificio’ que se lanza cuando hay problemas y que luego se apaga al solventarse”, advierte Óscar Ciordia, marketing manager de KDPOF.
Álvaro Pineda, CEO de iC-Málaga, reconoce que “es un objetivo muy ambicioso”, por lo que no será sencillo y llevará tiempo y trabajo. “No sólo hay que montar las fábricas, lo cual lleva varios años. También habrá que hacer retoques a los diseños en producción para que sean fabricables conforme a prestaciones en las nuevas foundries. Hay que cualificarlos, hacer preseries, conocer las ‘enfermedades infantiles’ de los productos y mejorarlos. Ahí empieza el ramp-up. Todo esto puede necesitar, por sí solo, los ocho años que quedan para 2030 en muchos productos. Los mercados masivos tienen a menudo tiempos muy largos de implantación, pero también inercias muy largas. En este momento, ambas características juegan en nuestra contra. Pero aún podemos entrar en la carrera”, declara.
El reciente anuncio del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de microchips y semiconductores por parte del Gobierno español responde a estas dos inquietudes: la necesidad de hacer crecer el sector tecnológico nacional y de impulsar la producción de microchips en suelo nacional para atender las necesidades de la industria. Este PERTE estará dotado con 11.000 millones de euros de inversión pública y se enmarca dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
La industria española de microchips y semiconductores lo ha acogido con satisfacción. “Agradecemos y felicitamos al Gobierno por el anuncio de este PERTE. Era algo necesario para impulsar al sector, dado que, hasta ahora, los semiconductores únicamente estaban contemplados en las medidas de impulso al vehículo eléctrico. El sector industrial de semiconductores es estratégico para el crecimiento económico y posicionamiento tecnológico de España”, declara Danny Moreno, CEO de Wiyo y presidente de Asociación Española de la Industria de Semiconductores (AESEMI), constituida en enero de este año. Asimismo, Ciordia cree que “es una gran noticia para un sector tan estratégico para un país”.
Moreno explica que “contar con un marco propio para reforzar la inversión y la colaboración público-privada es el primer paso”. Sin embargo, advierte que “es necesario dotar a nuestro ordenamiento jurídico de mecanismos que hagan posible sacar el máximo provecho de estos fondos y, efectivamente, lograr los objetivos”.
Aunque el sector también manifiesta cierta sorpresa la presentación de este programa. “A todas las industrias de semiconductores y asociaciones como AESEMI nos ha pillado por sorpresa el anuncio de este PERTE, en el que no conocíamos que se estuviera trabajando”, afirma Álvaro Pineda, CEO de iC-Málaga.
Pese a que el sector no esperaba la llegada del PERTE en este momento, sí que ha estado involucrado en su desarrollo. “AESEMI ha participado en la consulta pública del pasado 29 de marzo, aportando más de 50 objetivos específicos que se han tomado en cuenta y se han considerado de gran importancia, y cuya aplicación lograría alcanzar el objetivo principal, que es contribuir a la autonomía estratégica europea”, apunta su presidente. De este modo, cree que “los objetivos del PERTE están bien enfocados”.
Aunque lo cierto es que todavía quedan muchos aspectos por conocer acerca de este programa. “Suponemos que los objetivos irán enfocados en la línea que la Comisión Europea ha señalado en su propuesta para la futura ley europea de chips, conocida como Chip Act. Pero realmente no tenemos más información que la que dio el presidente del Gobierno”, indica Pineda.
En cuanto a la dotación presupuestaria del programa, el presidente de AESEMI considera que “es un punto de partida muy beneficioso, que definitivamente impulsa el fortalecimiento de todo el ecosistema de los semiconductores”. “Este presupuesto está enfocado a las necesidades principales de España y Europa y ayudará a iniciar el proceso de autonomía ante otras situaciones futuras de desabastecimiento de semiconductores”, añade.
Igualmente, el CEO de iC-Málaga afirma que “si la dotación anunciada es la definitiva, se trata de una inversión verdaderamente seria y que, bien encauzada, debe reportar muchos más beneficios que lo invertido en toda la cadena de valor de la industria española, no sólo de semiconductores”.
Si queremos comprender el alcance que tendrá este PERTE y en qué se traducirá, conviene hacer algunas aclaraciones previas. “Lo primero que hay que entender es que la mayoría de las empresas que diseñan y comercializan chips no los fabrican ellas mismas. Son lo que denominamos un modelo de producción de chips ‘fabless’. Los chips se producen en fábricas de chips abiertas, porque fabrican por encargo de terceros. Son muy costosas de implementar y sólo son rentables si concentran una ingente producción de chips, que generalmente provienen de muchas empresas ‘fabless’ diferentes. La tendencia natural del mercado es concentrar las fábricas para hacer el chip más barato. Entre otros factores, esto ha influido para que se haya llegado a la situación actual de concentración y dependencia”, especifica Pineda.
De este modo, Moreno señala que hay más de 50 empresas relacionadas con el sector de los microchips y semiconductores ubicadas en España. Sin embargo, la mayoría se centran en el diseño y estamos lejos de posiciones de liderazgo en el escenario internacional, como explica el CEO de iC-Málaga.
“Partimos de una posición especialmente atrasada. Directamente relacionadas con alguna de las fases del desarrollo de los semiconductores —diseño, fabricación y manufactura posterior—, existen en España muy pocas empresas —unas veinte— y muy atomizadas. Hay que decir que el diseño es el corazón de la industria, donde se crea el valor añadido del producto. Es donde se transforman las ideas, el silicio y las necesidades en productos reales que la industria puede utilizar para crecer y ponerse a la vanguardia. En este sentido, en España hay muy buenos profesionales y la mayoría de las empresas que hay se dedican al diseño”, precisa.
Así pues, confía en que “el PERTE se reparta en toda la cadena de valor; esto es, en alguna fábrica estratégica, en el ecosistema de las ‘fabless’ y, lo más importante, en las empresas relacionadas con la electrónica industrial o de consumo, que son las que pueden generar puestos de trabajo de calidad masivos y crear beneficio económico y social de la inversión y que, además, dan sentido a las otras dos industrias”.
Por su parte, Moreno especifica que “se centrarán esfuerzos en lo que hoy no existe dentro de la cadena europea, como instalar una fundición/fabrica adecuada al desarrollo de prototipados, impulsar actuales proyectos de empaquetado y establecer alianzas estratégicas con empresas internacionales y centros de investigación europeos que permitan la capacitación y diseño local, con calidad de exportación”, detalla.
La inyección económica que supone el PERTE también se espera que atraiga la inversión extranjera en nuestro país. “AESEMI se encuentra conversando con varias empresas extranjeras que están situadas entre las primeras diez compañías de semiconductores del mundo. Estamos comenzando este contacto a fin de atraer la inversión y que esto fortalezca no sólo al sector, sino también a la economía en general, ya que uno de los objetivos, tanto del Gobierno como de AESEMI, es atraer este tipo de inversiones”, comenta el presidente de la asociación sectorial.
Asimismo, Pineda opina que la atracción de empresas foráneas es fundamental. “Tiene que ser uno de los objetivos”. “Para ser puntero en algo, primero tienes que aprender. Puede que sepamos cómo se diseña un circuito, pero diseñar sistemas y comercializarlos es casi más difícil. Qué mejor manera de aprenderlo que atraer a aquellos que ya tienen éxito en esta actividad. Por otro lado, no existe en España un tejido empresarial capaz de dar salida a toda la fuerza creativa bien formada de nuestros ingenieros. Sería deseable que, aunque sea con capital extranjero, estos ingenieros pudieran desarrollar su actividad desde aquí, fortaleciendo y estableciendo sinergias con la industria local. Con ello, al menos se sentarían las bases para que pueda surgir una industria netamente española”, valora.
Otro aspecto relevante es el tipo de microchips hacia los que se espera que se oriente esta industria en nuestro país. “AESEMI está enfocada en la industria actual y del futuro. No vemos necesidad de acudir a innovaciones de 2 nanómetros. La asociación apuesta por microchips por encima de 14 nanómetros, ya que, actualmente, las industrias, como la automovilística, no utilizan microchips de menos de ese tamaño. Inclusive, el rango de los 90 nanómetros se encuentra en un rango industrial adicional, de mucho impacto tecnológico y económico”, precisa Moreno.
En esta misma línea, el CEO de iC-Málaga reseña que “Europa es puntera en industrias como la automovilística y la médica, sectores que utilizan tecnologías maduras y muy probadas de tamaños medios”. “En este sector, en Europa se da la conjunción de empresa ‘fabless’ e industria usuaria. Entiendo que una prioridad será reforzar el tejido productivo de este tipo de chips”, vaticina.
De hecho, reconoce que “Europa se ha quedado algo atrasada en las tecnologías más modernas; y no sólo en su producción, sino también en la industria que los utiliza”. Por ejemplo, señala que “en realidades como el 5G, la telefonía móvil o los avances en inteligencia artificial, no somos actores a tener en cuenta”.
Además, considera que “en tecnología futuras relacionadas con el internet de las cosas, inteligencia artificial, computación cuántica, coche autónomo, etc., deberíamos tratar de recuperar una posición líder a nivel europeo”.
De este modo, cree que “España debería apostar por las dos facetas”. “Aquí tenemos una gran industria auxiliar del automóvil y un gran potencial con una industria madura. Pero en las nuevas tecnologías, el libro está por escribir. Deberíamos también tratar de escribir nuestro capítulo”, sentencia.
Sea como fuere, el desarrollo de esta industria servirá para impulsar todo el tejido industrial, “desde las minas donde se obtienen los materiales clave hasta el ensamblador final que utiliza los chips en su producto”, anota Pineda. “Si las empresas de diseño son el corazón, las empresas de desarrollo electrónico que utilizan los chips son el motor y el combustible de esta industria de semiconductores. Industrias como la auxiliar del automóvil, electrodomésticos, máquina herramienta, domótica, etc., serían las grandes beneficiarias de un ecosistema potente de semiconductores a nivel español y europeo y, a la vez, las grandes tractoras de esta industria. Estamos ante una oportunidad real de cambiar definitivamente el tejido productivo de España”, agrega.
Igualmente, el presidente de AESEMI remarca que “la industria de semiconductores es la semilla para realizar todos los dispositivos electrónicos, que son la base para todas las industrias y economía de España”. “Sectores como la automoción, la agricultura o la sanidad, entre otras, se basan en microelectrónica, por lo que impacta directamente sobre la economía y la calidad de vida de toda la población”, afirma.
Además, hace hincapié en que “la falta de semiconductores no sólo impacta en el hecho de que no haya coches o falten dispositivos, sino que es vital garantizar cierta autonomía económica y no enfrentarnos a un retroceso industrial”.
Asimismo, pone el acento en la oportunidad que supone para generar empleo cualificado y generar una oferta laboral que absorba una parte del talento que sale de las aulas. “En el sector tecnológico, y en especial el de microelectrónica, el nivel de preparación en España es altamente competitivo respecto a cualquier centro de estudios a nivel mundial. Sin embargo, la aplicación de estos conocimientos dentro de empresas españolas es muy limitado, debido a la fuga de talento, producida principalmente por las condiciones de competitividad salarial actual, que ya han sido homologadas en otros países más tecnificados. Esperamos poder contribuir al rescate de nuestro talento tecnológico, el cual es fundamental para el desarrollo de este sector”, apunta.
* Fuente de la imagen de portada: IMMS
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