Los caminos de Windows son inescrutables. O, más bien, los caminos de sus versiones y sus nombres. Pasar de 3.1 a 95 a XP a Vista a 7 y 8, saltar al 10. ¿Qué será lo siguiente? Pues bien, según las misteriosas palabras de Jerry Nixon, desarrollador de Microsoft, lo siguiente podría ser la nada. Windows 10 será la última versión de Windows. ¿Qué significa todo esto?
Las palabras exactas de Nixon, pronunciadas durante la conferencia Ignite que Redmond dio esta semana, fueron que como “Windows 10 es la última versión de Windows, todavía estamos trabajando todos en Windows 10”, refiriéndose a que, si bien el año pasado iban a lanzar la versión 8.1, en realidad estaban todos trabajando ya en esta nueva versión. Ahora, no obstante, parece que esa versión futura y mejor no existe.
Lo primero en lo que se piensa cuando solo se sabe esto es en que Microsoft ha decidido dar un golpe en la mesa, el más grande dado hasta ahora, y matar a Windows. Es muy difícil de creer, sin duda, pero si Hotmail e Internet Explorer ya han sido sustituidos, ¿por qué no iban a hacer lo mismo con Windows? Pero la realidad es otra. Como apuntan en The Verge, lo que quieren en Microsoft es cambiar el concepto y empezar a entender Windows como un servicio.
Qué significa esto exactamente es también difícil de entender de primeras (“servicio” es casi una palabra comodín) y Microsoft tampoco lo ha explicado nunca demasiado. La idea, parece ser, es que a partir de ahora no haya ya grandes lanzamientos, sino simplemente actualizaciones y mejoras que vaya ocurriendo de forma regular, para lo que han empezado por dividir algunos componentes (inicio, apps integradas, etc.) de forma que puedan ser actualizadas de forma independiente, explicó Nixon.
Habrá Windows, pero será un continuum
Tras las declaraciones de Nixon y la confusión levantada por ellas, desde la compañía confirmaron y puntualizaron lo que de verdad significa todo esto: “Windows será presentado como un servicio que incorpore innovaciones y actualizaciones de forma continua, ofreciendo así también un valor permanente a nuestros clientes particulares y profesionales”, explicó Microsoft.
De momento, aseguran, la idea es asegurar a los usuarios que “Windows 10 se mantendrá actualizado y funcionará en muchos dispositivos desde PCs, hasta teléfonos, pasando por Surface Hub, HoloLens y la Xbox”. Es decir, Windows (ya sin número porque si la idea es la que parece el número sobra) será algo permanente. Igual que el correo electrónico de Outlook o Gmail se actualiza de forma constante, como Facebook o Twitter, irá cambiando y evolucionando, pero no lanzando versiones nuevas y distintas.
Falta ver también cómo compaginan esto con el modelo de negocio que hasta ahora mantenían (aunque estaba ya cambiando en los últimos tiempo). ¿Dejará Microsoft de tener ingresos regulares por las licencias de las nuevas versiones de Windows? ¿Empezará a cobrar por algunas actualizaciones? ¿Sustituirá esta fuente por la de las suscripciones a Office 365?
Las cosas están cambiando en Microsoft (llevan cambiando ya bastante tiempo, siendo justos) y era solo cuestión de tiempo hasta que Windows, el buque insignia de la compañía, se viera afectado por el cambio de rumbo que quiere protagonizar Redmond. ¿Funcionará? ¿Cambiarán de verdad las cosas? Como casi siempre en estos casos, habrá que comentarlo todo de nuevo dentro de un año.
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