Hubo un tiempo en el que Apple y Samsung fueron socias, con la firma coreana como destacada proveedora de chips para los teléfonos y tabletas de la manzana. Pero el entramado de demandas y contrademandas que ambas compañías han tejido sobre el globo terráqueo durante los últimos meses ha terminado por resquebrajar las relaciones comerciales y dificultar el seguimiento del caso.
¿Cuántos meses dura ya esta guerra? Cinco y medio, desde el 15 de abril. ¿Dónde se tramitó la primera denuncia? En un tribunal de California. ¿Y quién la interpuso? Apple para bloquear los teléfonos Galaxy S 4G, Epic 4G y Nexus S, así como uno de los mayores rivales que ha conocido su iPad: la tableta Galaxy Tab.
En aquel momento, los de Cupertino tildaron a la familia Galaxy de copia descarada del diseño de producto de iPhone y iPad, desde los iconos de la interfaz de usuario hasta el embalaje. Y su frase “en lugar de innovar y desarrollar su propia tecnología y estilo único, Samsung eligió copiar la innovación de Apple” se ha oído en repetidas ocasiones a lo largo y ancho de un buen manojo de países.
Veamos cómo ha evolucionado el conflicto. Samsung respondió al primer órdago a los pocos días con acciones legales en Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Alemania por violación de propiedad intelectual. A lo grande, como está contraatacado en la actualidad. Y es que la compañía asiática posee un porfolio de patentes clave para la industria de telefonía moderna, como la posibilidad de hablar por teléfono al mismo tiempo que se recibe un correo electrónico.
Pero la estrategia no salió del todo bien. La justicia impuso en mayo la primera medida cautelar a favor de Apple, concendiéndole acceso a los inéditos pero publicitados en los medios Galaxy Tab 8.9 y 10.1, Droid Charge, Galaxy S II e Infuse 4G y, cuando Samsung solicitó lo mismo para los futuros iPhone 5 y iPad 3, recibió una sonora negativa porque “el sentido común sugiere que los alegatos de copia están dirigidos necesariamente a productos ya existentes”.
No conformes con esta victoria, los de Cupertino estrenaron el verano con nueva demanda por infracción de copyright, esta vez en el país de origen de su contendiente: Corea del Sur. Y, a pesar de que Samsung se arrepentía de su primer arreón y retiraba los cargos presentados en un tribunal de la ciudad californiana de San José (manteniendo los de la Comisión Internacional de Comercio), volvía a ser golpeada en los Estados Unidos con una petición anti-importaciones para ocho de sus dispositivos Android.
Alemania y Holanda se quedan sin dispositivos Galaxy
El verdadero punto de inflexión, sin embargo, se produjo en agosto. El día 9, un juez de Düsseldorf bloqueaba la distribución del Galaxy Tab 10.1 en la Unión Europea y forzaba la retirada de la versión de 7,7 pulgadas de los stands de exposición de la feria IFA en Berlín. Una semana después se levantó el veto en todos los estados miembros menos Alemania, pero Apple ya había logrado perjudicar las ventas del tablet de Samsung en el mercado comunitario.
Casi al mismo tiempo un juez de La Haya prohibía la comercialización de los smartphones Galaxy S, Galaxy S II y Galaxy Ace en Holanda. Una prohibición que sigue en pie. Este nuevo varapalo no sólo obligó a la marca coreana a realizar cambios en su logística, sino a apostar por mercados emergentes y posponer el lanzamiento de su nueva tableta en Australia.
¿Algún otro campo de batalla? Japón, bastión del Galaxy S frente al iPhone en cuanto a ventas y cuya suspensión pidió Apple a principios de septiembre. Esta enésima denuncia provocó la reacción de los de Seúl que volvieron a la carga con una defensa completamente redefinida: basarse en patentes de tecnología y no en el diseño de los productos. Como prueba, la denuncia presentada en Francia el día 12 por uso irregular de derechos relacionados con el sistema de telefonía móvil UMTS en iPhone 3G, 3GS, 4 y iPad 2, o la del día 16 interpuesta en Australia por infracción de comunicaciones inalámbricas.
A pesar de que por esas mismas fechas las creaciones Galaxy pasaban a ser atacadas también en el Reino Unido, el pulso de Samsung se mantuvo firme para apelar la prohibición de venta de su famosa tableta en Alemania. Y, sobre todo, durante la petición de una compensación económica del 2,4% de los ingresos procedentes de cada iPhone que utilice chips GSM para conexiones 3G. Una petición encubierta en la denuncia que presentó la semana pasada ante la justicia holandesa.
Queda por ver si Apple y Samsung siguen marcando puntos de conflicto sobre el mapamundi o, en cambio, llegan a un acuerdo fuera de los tribunales. Y, lo más importante, quién será la gran beneficiaria de esta particular guerra de los seis meses. De momento, al margen de su reciente oferta por sellar la paz en Australia, se rumorea que el fabricante coreano podría sentar a su adversario en el banquillo tan pronto comercialice la quinta versión del iPhone en Seúl así como en la mayor parte de las ciudades europeas. ¿Lo hará?
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