¿Qué es más fiable: una contraseña o la biometría?
Los métodos de autenticación biométrica que se apoyan en características como las huellas dactilares o el rostro se están popularizando. ¿Acabarán con las contraseñas?
El fin de las contraseñas como método de seguridad se lleva proclamando, o buscando, desde hace un tiempo.
Los dispositivos informáticos han comenzado a integrar opciones que se basan en la autenticación biométrica, ya sea por huellas dactilares o mediante el rostro, que es el caso de la utilización del iris para identificarse. Y esta tendencia podría seguir por la voz e incluso el ADN, tal y como advierte Panda Security.
Pero esta compañía de seguridad cree que las contraseñas no desaparecerán. De hecho, dice que seguirán siendo necesarias. E incluso defiende que “una contraseña es más fiable que la biometría”.
¿Por qué? Por cuatro razones, empezando por el hecho de que “los datos biométricos no son encriptables“. Panda explica que, “por medio de un bloqueo biométrico se puede denegar o permitir el acceso a una persona a una serie de archivos, pero no encriptarlos”.
En segundo lugar, “los datos biométricos pertenecen a los dispositivos”. O, lo que es lo mismo, se está popularizando la biometría para acceder a los dispositivos pero no para acceder a las aplicaciones o para acceder a esas aplicaciones desde terminales que pertenecen a otras personas.
¿Qué más? “No podemos ‘resetear’ nuestro iris o nuestras huellas dactilares”, señala la firma de seguridad española, que añade que es erróneo pensar que “la información biométrica es inviolable”. El problema surgiría si un ciberdelincuente se hace con la información biométrica de terceros, ya que entonces podría hacerse pasar por ellos y los usuarios no tendrían la posibilidad de cambiar esa información como sí ocurre con las contraseñas.
Por último, “la biometría ‘los prefiere hombres y de raza blanca'”. Esto es, esta tecnología parece tener más problemas para identificar bien a mujeres o a otras razas.