Las pymes españolas orientan mayoritariamente la innovación a productos y procesos
El análisis de la tendencia de las empresas de menor tamaño descubre que el departamento donde menos se innova es el de gestión.
Las pymes de nuestro país se están recuperando lentamente de unos años de estancamiento. Es una de las conclusiones del Informe PYME España 2016 que FAEDPYME, la Fundación para el Análisis Estratégico y Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa en nuestro país, ha elaborado junto con la Asociación Española de Contabilidad y Administración, AECA, y CEPYME, la Confederación Española de Pequeña y Mediana Empresa.
En este estudio, para el que se ha entrevistado a más de 500 gerentes de pymes, se refleja cómo las perspectivas de las firmas de menor tamaño han mejorado en los últimos dos años, tanto en lo que se refiere a las ventas como al empleo. El informe también refleja otro elemento básico: la innovación, sin la cual las empresas corren el peligro de disminuir su competitividad y estancarse.
Para analizar el estado de las pymes españolas en este aspecto, se ha estudiado cómo se orienta y cómo se ha aplicado la innovación en tres campos fundamentales, como son productos, procesos y gestión.
Las pymes dirigen principalmente sus esfuerzos en innovación a productos y procesos. En concreto, cerca del 77% de las encuestadas han realizado cambios o mejoras en productos o servicios. Un porcentaje muy similar al 75% que, dentro de procesos, han adquirido nuevos bienes de equipos, y ligeramente superior al 73% que dicen haber reformulado sus procesos de producción. Casi el 66% han comercializado nuevos productos o servicios.
Frente a esto, el apartado de innovación en gestión está algo menos cuidado. No tanto en la sección de compras y ventas, donde el 64 y el 63% declaran haber hecho cambios, como en la parte de dirección y gestión. Aquí el porcentaje de pymes que han innovado baja al 58%.
Estas estadísticas se ven corroboradas con el balance de a dónde quieren orientar la innovación las empresas. La apuesta más firme es la implementación de actividades para mejorar la innovación de los productos, servicios o procesos, con una valoración de 3,61 sobre 5. En el extremo contrario está la introducción de nuevas tecnologías aún no probadas en la organización, con un 3,14.