Puesta de largo de DXC Technology en su primer evento ante partners y clientes
Se celebra el primer DXC Summit ibérico tras un año y dos meses de la fusión de CSC y la división de servicios de HPE, con el acento puesto en las personas y la transformación digital.
A las puertas del mundial de fútbol, DXC encontró en el estadio Metropolitano de Madrid el escenario perfecto para ponernos al día de su propuesta de negocio y su modo de hacer, una compañía de servicios TI de extremo a extremo agnóstica en cuanto a uso de tecnologías propias y de terceros y que se ofrece como “el socio estratégico para aquellas empresas que están en pleno proceso de transformación digital, trabajando mano a mano junto a sus clientes para crear soluciones personalizadas para cada desafío”, señaló Juan Parra, director general para España y Portugal. “Primero escuchar y hablar con los clientes, sin encasillar a nadie en una fórmula predeterminada. Cada cliente tiene su propio camino, un proceso, un modelo, su estrategia, incluso entre empresas del mismo sector, como las constructoras. Culturalmente son muy diferentes, pero tienen los mismos objetivos de ganar un puente o hacer una autopista”.
Las dudas que pudo haber en el mercado cuando se anunció la escisión de la unidad de servicios de HPE y su integración en la empresa CSC creando un conglomerado de más de 137.000 empleados han quedado atrás: la acción se ha revalorizado un 47% desde entonces gracias a unos ingresos declarados al cierre de su primer ejercicio de 21.000 millones de dólares a nivel mundial, sobre una base de 6.000 clientes en más de 70 países. El mercado ibérico también ha respondido positivamente, consolidándose su posición de consultor e integrador independiente. “1.200 personas nuevas sumadas a los 6.000 empleados, y 20 clientes nuevos sumados a los 200 heredados. Nuestro objetivo es llegar a los 300 o 400 clientes, que ya son muchos, pero sin entrar en consideraciones de poner barreras por el tamaño o la facturación. Lo suficiente para que los del midmarket no piensen que solo estamos al alcance del Ibex35, y las grandes empresas que no tenemos proyectos a su altura”, decía Juan Parra. “Lo cierto es que tenemos clientes con grandes proyectos de externalización de infraestructuras y del puesto virtual, y clientes que tienen proyectos de 1.000 o 3.000 euros por un ServiceNow”.
Clientes, tecnología, consultoría para aterrizar las ideas, gente que sabe y ecosistema para convivir con la innovación, esos son los cinco pilares sobre los que descansa la propuesta de negocio de DXC. “Claro que tenemos algo de portfolio. Las infraestructuras están pasando de un modelo de programación a uno de consumo por uso, a la vez que la frontera entre red y equipos es cada vez menor. Mientras, las aplicaciones legacy, que son las que hacen levantar la persiana cada día, deben convivir con las nuevas palancas, como la a robotización y automatización de procesos, la analítica de datos, la virtualización del puesto de trabajo, la movilidad, o la ciberseguridad”, enumera el director general de DXC. “Lo que nos distingue y diferencia es que somos independientes de la tecnología que prescribimos, aconsejando en cada momento lo más adecuado para cada caso, aprovechando la red global de socios de DXC que ha conformado un sólido ecosistema de alianzas (AWS, Microsoft, CA, Dell EMC, HPE, Red Hat…), pero también con nuestra propia propiedad intelectual, bien desarrollada orgánicamente bien adquirida mediante compras estratégicas. Que la mitad de DXC proceda de HP no significa que tengamos que dar un trato de favor a HPE, nuestra relación es equitativa y la misma que con el resto de socios”.
El crecimiento del negocio digital en estas palancas de la innovación ha sido del 37%, según manifiesta Parra en este primer año consolidado, “en cuanto a gestión de infraestructuras en entornos dedicados, como SAP, también crecemos, pero no a ese ritmo. Sin embargo, aunque manejamos una combinación de ambos escenarios, pensamos que la posición nuestra en transformación digital va a ser muy sólida, porque no se tratan de ciclos cortos en la empresa, sino que implican muchos años de seguir cambiando”.
En cuanto a la integración de las dos corrientes procedentes de CSC y de HPE, esta se ha producido de manera rápida, limpia y poco traumática. “Más que separar, hemos hecho bien la suma, ha sido como si a un tren de 1.200 personas dando servicios que se movía con velocidad le hubiésemos cargado un potente portfolio en infraestructura y negocio que por separado no hubiera funcionado igual. , y ahora tenemos un gran motor para el delivery, la preventa, las cuentas… Si quisiéramos ahora separar los equipos con un bisturí no podríamos. Los clientes al final lo saben todo, quien gana más o menos dinero, quien se queda o se va, si hay tensiones… y en nuestro caso está todo estupendo, mantenemos los 16 sites repartidos por las principales ciudades y un socket para seguridad”.
Y en este terreno de juego, CXD se ha movido con poderío. Solo en septiembre pasado, lanzó una oferta de trabajo para cubrir 900 posiciones. ¿De dónde sacó esa cantidad de perfiles talentosos, con lo difícil que está el mercado no solo en España, sino a nivel mundial? “Esto ha sido posible por los acuerdos que tenemos con más de 20 universidades para ir atrayendo a talento joven, por el hecho de que proponemos una empresa muy atractiva para todos aquellos que quieren poner la innovación en el centro de sus carreras profesionales y no la encuentran en la suya, así como por nuestro músculo financiero, que nos ha permitido salir a a la caza de los mejores perfiles del mercado, y es que todos estamos compitiendo por los mismos pocos”, confiesa Juan Parra. En este tiempo, han formado a 250 personas en entornos AWS, 150 en Azure y 180 en ServiceNow, lo que alumbra por donde se mueven las demandas del mercado. En especial, se destacó la presencia de mujeres en el staff, un 43%, cuando la media del sector está en torno al 20%.
Esto va de personas
A lo largo de toda la mañana, y en especial en la intervención del maestro de ceremonias Jesús Vega, que ha pasado por empresas como HP, Santander o Inditex, ha flotado la importancia de las personas en esto de la tan machacada transformación digital. “Esto va de personas. No es solo un cambio de máquinas o de software, sino de comportamientos. Pero llegas a la empresa y nada cambia, se mueve burocráticamente como un ejército y la rebeldía no está bien considerada. Ahí está el problema, que en vez de pensar fuera de la caja, vive encerrado en una caja. La gente quiere jugar, y eso de obedecer y no poder opinar no va con las nuevas generaciones, que están acostumbradas a cambiar y a decidir a cada momento con el móvil en la mano. Los millennials no entienden a las empresas, y las empresas necesitan aire fresco y atraer talento nuevo al precio que sea. Pero tienen un gran problema cuando el 68% de los trabajadores estaría dispuesto a sacrificar parte de su salario a cambio de más vida personal, demasiada presión y resultados”.
Vega planteó también el dilema con los robots y la inteligencia artificial. “Sabemos que la IA acabará haciendo las cosas mejor, de manera más rápida y sin errores. Por eso los departamentos de RRHH deberían evolucionar hacia lo diferencial: la gestión de emociones y la promoción de la creatividad, el bienestar y la diversión. La creatividad es lo que nos hará diferentes de las máquinas. El conocimiento se ha convertido en una comodity, por eso es fundamental tener cerebros despiertos y activos generando ideas. El sedentarismo va en contra de la evolución y naturaleza del ser humano, al igual que reprimir las emociones. ¿Por qué somos tan serios y formales en el trabajo? Hay que buscar gente que sea un poco rara, porque la inteligencia apuesta por la diversidad”.
La jornada fue cerrada por el español que más manda en DXC –“solo cuando me hacen caso”–, Carlos López-Abadía, Global Vice President & General Manager Consulting, que mencionó que ya en el nombre de esta joven organización, “Digital Transformation Company”, se hace referencia a la estrategia y al objetivo: “En cada tarjeta de visita se refuerza la visión y el compromiso de nuestra gente, y se pone en valor la experiencia global en soluciones para volver a construir sobre ellas o a partir de ellas, junto con el talento local que es tan importante como la tecnología subyacente”.
A modo de ejemplo, mencionó dos proyectos muy diferentes pero a la vez muy descriptivos que resume la filosofía de DXC y su impacto en áreas inesperadas. “Por un lado, está la historia de la peregrinación a La Meca, la seguridad puesta al servicio de millones de… vidas. Se gestionan los distintos tipos de transporte, incluido el mayoritario de ir a pie, y modela comportamientos de masas en base a obstáculos para prevenir apelotonamientos, estampidas, aplastamientos y muerte por asfixia. Pero lo más chocante es ver cómo líderes religiosos con atuendos de la edad media están con su moderno teléfono o tablet ayudando a los peregrinos en su tránsito”. El otro ejemplo se refiere a Network Rail, el organismo británico para la gestión de las infraestructuras ferroviarias. “Primero nos contrató para la digitalización de todo: vías, trenes, estaciones, horarios… una profunda transformación digital interna en un orden de magnitud de lo más complejo. Sin embargo, una vez consumada, no se han quedado ahí, y ahora licitan en otros concursos para participar en la cadena de valor con su experiencia en la transformación digital de otras empresas”. Y es que lo que hace un buen equipo no es solo el talento o la organización, sino las ganas de compartir.