La pandemia ha impulsado el teletrabajo en nuestro país. Según los datos del ‘Flash datos de teletrabajo’ del tercer trimestre elaborado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI), el 8% de los ocupados españoles trabajan desde su domicilio más de la mitad de los días.
El porcentaje de personas que desempeña habitualmente su labor desde casa ha ido cayendo desde el confinamiento del segundo trimestre de 2020, cuando se alcanzó un pico del 16,2%. Sin embargo, los últimos datos confirman la consolidación del teletrabajo en nuestro país, puesto que el porcentaje de ocupados que desempeñaban sus funciones desde casa habitualmente no llegaba al 5% antes de la pandemia. Además, hay que señalar que hay otro 4,7% de empleados que teletrabajan de forma ocasional. Por otra parte, cabe destacar que en la Comunidad de Madrid continúa trabajando remotamente el 16,6% de los ocupados, muy por encima de la media nacional.
El teletrabajo tiene muchas ventajas, como la mejor conciliación de vida laboral y familiar, una mayor flexibilidad de horarios e incluso la mejora en la productividad, por ejemplo. Sin embargo, también tiene un lado malo:. Trabajar desde casa dificulta la desconexión digital y favorece una hiperconectividad que puede resultar muy dañina.
“En el caso específico del derecho laboral en España, la regulación sobre desconexión digital está contenida en el Real Decreto-ley 28/2020 del trabajo a distancia. Esta normativa es una adaptación del Reglamento General de Protección de Datos europeo, un texto aprobado en el año 2016 y que entró en vigor en 2018”, especifica Mónica Pérez, directora de comunicación de InfoJobs.
¿Pero a qué nos referimos cuando hablamos de derecho de desconexión digital? “Se entiende como la capacidad del profesional para no contestar whatsapps, emails o llamadas más allá de su jornada de trabajo, para poder olvidarse verdaderamente de sus tareas hasta el siguiente día de trabajo” , detalla.
Sin embargo, la ley tiene fisuras que pueden dejar desprotegido dicho derecho. “El cierre de los acuerdos de los horarios no deja de ser un acuerdo individual, aunque el marco sea el convenio colectivo. La regulación española permite a los trabajadores no responder correos o mensajes fuera de su horario laboral, con el objetivo de garantizar y potenciar la conciliación de la vida personal y laboral. Sin embargo, está en manos del trabajador pactar los horarios y las fórmulas del teletrabajo frente a la empresa. La ley española recoge que los empleados no deben responder a sus comunicaciones fuera del horario laboral, pero que se cumpla este derecho también depende de las políticas internas de las propias organizaciones”, reseña Pérez.
Además, pese al reconocimiento de este derecho a la desconexión, la realidad nos muestra que estamos lejos de cumplir las prescripciones de dicha normativa. “El 82% de los trabajadores españoles siguen respondiendo llamadas o emails fuera del horario laboral. Es uno de los datos más relevantes que podemos extraer de nuestro último informe publicado sobre desconexión digital”, indica la responsable de Infojobs.
Hay que destacar que la pandemia ha repercutido muy negativamente en esta falta de desconexión, puesto que antes del confinamiento, en febrero de 2020, el porcentaje de personas que reconocía responder a emails y llamadas fuera del horario laboral era del 63%.
El estudio también pone de manifiesto que la falta de desconexión es directamente proporcional al nivel de responsabilidad del trabajador. “Hasta el 93% de los directivos o gerentes en España afirman llevar a cabo esta práctica —responder mensajes y llamadas fuera del horario laboral—. En el caso de los mandos intermedios, este porcentaje desciende al 89%. Y en lo que se refiere a los especialistas, las menciones alcanzan el 79%”, anota.
Por otro lado, cree que existe un sentimiento de “tener la obligación de responder”. En este sentido, destaca que “uno de cada dos encuestados señala que no desconecta por este motivo, mientras que el 36% afirma que su puesto de trabajo así lo requiere”. Otra de las razones aducidas por los consultados es la necesidad de estar al día de todo, con un 20% de las menciones. Además, sólo uno de cada cinco empleados afirma no desconectar por terminar asuntos pendientes que se han de resolver.
La falta de desconexión digital está íntimamente ligada a la denominada hiperconectividad digital. “Nos referimos a la conexión permanente que los empleados mantienen con multitud de dispositivos durante la jornada laboral y también fuera de ella. Estar permanentemente conectados a smartphones, portátiles, smartwatches y otros dispositivos tecnológicos nos expone, sin darnos cuenta, a una gran cantidad de estímulos digitales, como emails, notificaciones y mensajes que capturan nuestra atención. Solemos interrumpir las tareas que estamos realizando para responder de forma inmediata, cuando la mayor parte de las veces no son urgentes ni importantes”, señala Sergio Jiménez, CEO de Aiwin.
Además, la pandemia ha acentuado este problema. “Antes de la pandemia ya sufríamos de hiperconectividad digital, pero no hemos sido tan conscientes hasta que la COVID-19 llegó a nuestras vidas. Sin duda, ha contribuido enormemente a esta situación, al provocar una acelerada digitalización de las empresas y una jornada laboral basada 100% en el teletrabajo. Trabajar desde casa afloró la toma de consciencia sobre cómo se puede difuminar la línea entre la vida laboral y la vida personal, siendo más que común verse respondiendo a emails de trabajo fuera del horario laboral, mientras se ve una serie o película por la noche, por ejemplo”, denuncia.
La hiperconectividad tiene varias consecuencias. “Provoca que nuestra atención se desvíe de lo que estamos haciendo en cada momento y disminuye nuestra concentración, afectando todo ello a la productividad. Desde Aiwin hemos calculado que la hiperconectividad puede hacer perder hasta un mes al año a cada empleado, tiempo que podría invertir en focalizarse mejor en sus tareas y, de esta manera, lograr una mayor productividad durante la jornada laboral para así disponer de más tiempo libre y de una mayor desconexión. Esta cuestión no sólo afecta al empleado, sino también a la empresa”, puntualiza.
Además, tiene repercusiones más allá del entorno laboral. “Fuera del horario laboral, esta hiperconectividad implica que sacrificamos parte de nuestro tiempo libre, que podemos dedicar a disfrutar de nuestra familia, amigos o momentos de ocio, respondiendo a esas notificaciones, lo que inevitablemente hace difícil lograr una desconexión digital que tanto necesitamos para nuestro bienestar”, reseña.
Asimismo, Jiménez advierte que “la hiperconectividad genera repercusiones negativas en la salud mental de los empleados, ya que estar permanentemente conectado acaba derivando, sin que en muchas ocasiones nos demos cuenta, en un menor rendimiento laboral, irritabilidad y desmotivación, así como falta de energía, insomnio y agotamiento mental”.
De igual modo, la portavoz de Infojobs incide en que “uno de cada dos problemas de salud mental de la población ocupada en España está relacionado directamente con el trabajo”, según su ‘Informe sobre la salud mental y los beneficios laborales’.
“No saber o no poder desconectar del trabajo puede traer consigo muchas consecuencias negativas para la salud de los trabajadores. En muchos casos, provoca altas dosis de insatisfacción y de frustración personal, porque un factor clave en nuestra felicidad está en el equilibrio entre trabajo y vida personal. Además, no podemos olvidar que, si el cuerpo no es capaz de relajarse y la mente no desconecta, el nivel de estrés se dispara, porque además está asociado a la falta de descanso de calidad. En este sentido, también resulta preocupante observar cómo el 74% de los trabajadores confiesa que ni siquiera consigue desconectar durante las vacaciones de verano”, recalca.
El bienestar de los empleados debería ser una de las prioridades de cualquier empresa, Sin embargo, el informe de desconexión digital de Infojobs advierte de que “6 de cada 10 compañías en España reconoce que no llevan a cabo ninguna medida para fomentar la desconexión digital de sus empleados, más allá de puntuales acuerdos con los empleados y responsables”, comenta Pérez.
“La solución a este problema no pasa únicamente por revisar la regulación existente y establecer nuevos mecanismos de control, sino también por el impulso de un cambio de mentalidad dentro de las empresas. Para que un trabajador pueda respetar su tiempo de descanso, los límites de la jornada laboral o su intimidad familiar y personal es importante que la empresa sea la primera en aplicar protocolos que incentiven su cumplimiento. Por ejemplo, a través de políticas internas que definan de forma clara cuáles son los límites o llevando a cabo acciones de formación y de sensibilización del personal para hacer un uso razonable de las herramientas tecnológicas y evitar así el riesgo de fatiga informática”, declara la responsable de Infojobs.
Igualmente, Jiménez afirma que “es ya una necesidad que las empresas conciencien a sus equipos de lo importante que es gestionar su conectividad para lograr un bienestar físico, emocional, ocupacional y social que les permita optimizar y disfrutar de su tiempo y conozcan cómo los constantes estímulos digitales pueden quitárselo”. “Debemos transmitirles la importancia de que sean ellos mismos los que decidan cómo y cuándo conectarse y sepan priorizar sus respuestas a las notificaciones o mensajes que reciben, sabiendo de antemano que es un asunto complicado”, añade.
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