El presidente Biden y Tim Cook anuncian que Apple instalará chips fabricados en Estados Unidos
Apple se encuentra en pleno proceso de diversificación del ensamblaje de sus productos más allá de China (India y Vietnam), buscando componentes fabricados en Estados Unidos y Europa.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, acompañado del CEO de Apple, Tim Cook, han anunciado los planes de Apple para iniciar la fabricación de microchips en la planta que tiene en Phoenix (Arizona) a empresa taiwanesa TSMC.
Con esta decisión Apple se asegura un suministro de origen local para sus procesadores, algo que podrá reforzarse con la apertura por parte de uno de sus habituales suministradores, TSMC, de su segunda planta en Phoenix.
Biden ha aseverado que estos procesadores se montarán en los futuros iPhones y MacBooks, evitando que Apple se vea obligada a adquirir todos estos componentes en fábricas de otros países, aumentando el porcentaje de componentes suministrados localmente en una decisión que supondría un notable cambio en el funcionamiento de la industria tecnológica.
La primera fábrica de TSMC en Phoenix comenzará a producir microchips con tecnología de 4 nanómetros en 2024, estando lista la segunda planta en 2026 con el objetivo de producir estos componentes ya para entonces con la tecnología de 3 nanómetros. La inversión de TSMC en Arizona alcanza los 40.000 millones de dólares y ambas instalaciones tendrán capacidad en 2026 para producir anualmente más de 600.000 obleas de chips, una cantidad suficiente como para satisfacer toda la demanda prevista en Estados Unidos en esa fecha de chips de última generación.
Migración en Apple
Durante los últimos años en Apple han variado el origen de los microchips que emplean en sus dispositivos, pasando a ser la propia empresa la que los diseña y encarga su fabricación de forma específica a fabricantes como TSMC. Al tiempo que diversifica su ensamblaje y además de en China ya dispone de acuerdos con plantas en India y Vietnam mantiene una estrategia que incluye residenciar parte de la producción en los Estados Unidos e incluso en Europa.
Con esto se trata de reducir la dependencia de la situación en otros países pero al mismo tiempo se intenta buscar un beneficio en normativas recientemente aprobadas en Estados Unidos como la que dedica 52.000 millones de dólares a apoyar la industria local de fabricación de microchips como parte de un programa denominado “Chips para América”.