Infecciones efímeras e implantes a medida son algunas de las predicciones de ciberseguridad que Kaspersky Lab ha lanzado para 2017 a través de su Equipo Global de Investigación y Análisis (GReAT). Pero no son las únicas que se han hecho públicas a estas alturas.
El equipo de investigación de amenazas de Fortinet, los Laboratorios FortiGuard, también ha trazado sus propias cábalas.
En su opinión, el año que veremos ataques automatizados, más inteligentes, capaces de “emular al ser humano” y de aprender con el paso del tiempo.
Uno de los grandes objetivos será el Internet de las Cosas. En este sentido, los Laboratorios FortiGuard consideran a los propios fabricantes de dispositivos como responsables futuros de las brechas que se produzcan y del impacto en la economía digital. Consumidores y proveedores, entre otros, comenzarán a exigirles esa responsabilidad.
Asimismo, las ciudades inteligentes se pondrán en el punto de mira de los ciberdelincuentes, con potencial suficiente para provocar disturbios de considerables proporciones. Y habrá unos 20.000 millones de dispositivos conectados que ya han sido identificados como “el eslabón más débil para atacar la nube”.
En el caso del ransomware, que tanto ha dado que hablar este año, dará paso a ataques dirigidos contra personas públicos y organizaciones de gran tamaño, incluso extorsionando en simultáneo.
Otra predicción tiene que ver con la escasez de talento. Los Laboratorios FortiGuard consideran que “la tecnología tendrá que compensar la falta de conocimiento” en temas de ciberseguridad.
“La expansión de la superficie del ataque, facilitada por las innovaciones tecnológicas como el cloud computing o los dispositivos IoT, sumada a la carencia de expertos en ciberseguridad y a la presión que ejercen las medidas regulatorias, impulsarán las ciberamenazas”, concluye Derek Manky, global security strategist de Fortinet.
“Nos encontramos en una situación sin precedentes que marca un punto de inflexión en el impacto de los ciberataques, ya que estos van más allá de las víctimas, con consecuencias personales, políticas y de negocio”, añade Manky. “De cara al futuro, la necesidad de responsabilidad a múltiples niveles es una cuestión urgente y real que afecta a proveedores, gobiernos y consumidores por igual. Si no tomamos medidas inmediatas, hay un riesgo real de interrumpir el progreso de la economía digital global”.
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