Posibles sustitutos para Steve Ballmer: ¿Echamos la quiniela?
Microsoft ha nombrado un comité que tendrá doce meses para elegir al sustituto de su todavía CEO y los nombres que se barajan son muchos, tanto internos como externos.
“Nunca hay un momento perfecto para este tipo de transiciones, pero ahora es el adecuado”. Con estas palabras y la convicción de que Microsoft necesita a alguien que dirija la naciente reestructuración de la compañía hacia un combinado de dispositivos y servicios, y de que lo haga “por un largo periodo de tiempo”, anunciaba Steve Ballmer su retirada hace ahora una semana. Una retirada que no se producirá de inmediato, sino en el plazo de doce meses. Una retirada que muchos deseaban, pero que nadie esperaba. O al menos no de esta manera tan abrupta y aparentemente desorganizada, que ha sorprendido a propios y extraños. Y una retirada “exclusivamente personal” que pone fine a trece años de la carrera de Ballmer como director ejecutivo de un gigante informático al que se incorporó allá por el año 1980 como empleado número 30.
Más allá de los motivos que han empujado a este enérgico hombre de negocios a decir adiós, uno de los temas que más intriga a todo el mundo es quién va a ser la persona elegida para sustituirlo en el cargo. De momento poco se sabe, salvo que el Consejo de Administración de Microsoft ha nombrado un comité especial que se encargará de estudiar la idoneidad de cada uno de los candidatos en colaboración con la firma de contratación Heidrick & Struggles International Inc. ¿Y quién forma parte de este comité? El director independiente del Consejo, John Thompson, los presidente de los Comités de Auditoría y Compensación, Chuck Noski y Steve Luczo, y el propio presidente del Consejo y co-fundador de Microsoft, Bill Gates.
Haber dado a este último capacidad de decisión y teniendo en cuenta el amplio plazo que se les ha otorgado a los cuatro para realizar su sondeo del “mercado de CEOs” parece descartar una vuelta heroica de Gates, como en su día lo hizo Steve Jobs para rescatar a su querida Apple. Y no sólo eso. Hay otras señales que lo convierten en descarte, como su dedicación prácticamente exclusiva a causas filantrópicas a través de la Fundación que posee junto a su mujer, sus declaraciones durante los últimos años o incluso el hecho de que Ballmer era una de sus personas de confianza. El objetivo final de reinventar la imagen de Microsoft y conseguir que vuelva a marcar tendencias, en vez de limitarse a seguirlas, exige poner en el cargo a una persona con la mirada fresca, y eso no sería posible con Gates.
Candidatos internos
Quienes cuentan con más puntos a favor son varios de los directivos que actualmente ya están asentados en las altas esferas de la firma de Redmond. Entre los nombres que suenan de manera extra-oficial, y eso que no parece que la búsqueda intensiva de sustitutos haya comenzado, se encuentran los de dos hombres y, en línea con la tendencia de la industria hacia la feminización, dos mujeres: Satya Nadella, Qi Lu, Julie Larson-Green y Tami Reller.
Con 44 años, Nadella es el más joven de todos ellos, aunque eso no le resta experiencia, ya que lleva veintidós años en las filas de Microsoft donde ahora mismo supervisa los servicios de cloud computing como Azure. Larson-Green también ha pasado las dos últimas décadas en esta compañía y, después de trabajar tanto con software como con hardware, ha sido recolocada como autoridad máxima de dispositivos. Por el contrario, Lu se incorporó en 2008 y desde ahí ha ido sumando funciones hasta acabar acaparando la dirección de todo aquello que es considerado una aplicación, desde el buscador Bing y la red social Yammer a la suite ofimática Office 365 o la plataforma de VoIP Skype, lo que lo acerca a los desarrolladores. Y Reller es la persona que en su día tomó el relevo de otro de los pesos pesados de Microsoft, Steven Sinofsky, y se ocupa del marketing.
Todos ellos tienen algo en común. Y es que conocen a la perfección las líneas maestras de lo que se ha dado en llamar “una sola estrategia como una sola compañía” que no quiere más retos individuales repartidos por unidades de negocio entre las que es difícil manejarse. Del mismo modo han sido aleccionados otros futuribles CEOs como Kevin Turner, Terry Myerson, Eric Rudder o incluso Tony Bates, que se integró a Microsoft tras la compra de Skype. Apostar por alguno de estos ejecutivos conllevaría, a mayores, iniciar la búsqueda de una segunda persona capaz de desempeñar las funciones previas del elegido con la misma capacidad y competencia, justo cuando apenas se ha asentado la nueva estructura organizativa de este gigante herido.
Candidatos externos
Lo interesante del comunicado emitido por Microsoft para informar de la salida de Ballmer es que abre la puerta a un directivo proveniente de fuera de la compañía que alimente los ánimos de los accionistas y pueda emprender una recuperación de confianza real. Buena parte de los perfiles ya ha sido cazada por rivales, es cierto, pero no es menos descabellado pensar en la oportunidad de dirigir Microsoft como una gran tentación. En ella podrían caer, según las cábalas que se están escuchando, el siempre cortejado Mark Hurd, que co-preside Oracle junto con Safra Catz y ya dejó su sello en otras empresas del sector como NCRy HP, y el cómodamente asentado en Google Andy Rubin, que aportaría la visión móvil que a los chicos de Redmond parece faltarle y en la que necesitan explosionar pronto para no dar por perdida definitivamente una de las batallas más importantes de este comienzo de siglo.
El ex-responsable de iOS, Scott Forstall, la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, y los jefes de tecnología de Amazon y Cisco, Werner Vogles y Padmasree Warrior, respectivamente, están asimismo en esta lista. O quizás el comité especial que debe tomar la decisión acabe optando por una opción intermedia, que además es la que está ganando enteros entre observadores y las propias casas de apuestas (ya existen páginas en las que se puede jugar dinero con esta cuestión). Dicha opción implica elegir a un candidato externo con pasado en Microsoft, esto es, a alguien que alguna vez formó parte de su plantilla.
Aquí hay bastante donde elegir. Podría volver Steve Sinofsky, a pesar del modo en el que se fue y la poca pegada demostrada por productos Windows 8 como Surface, ya que siempre fue visto como uno de los postulantes ideales para relevar a Ballmer. Podría ser el premio para Stephen Elop, que como CEO de Nokia ha sido artífice de la gama de smartphones Lumia con sistema operativo Windows Phone. Podría significar el regreso de un triunfal Paul Maritz, que hasta hace un año manejaba el timón de VMware; el alargamiento de la sombra de Gates mediante la elección de su compañero de Fundación Jeff Raikes; la vuelta a la actividad de Kevin Johnson tras irse de Juniper Network; o toda una bomba si Vic Gundotra dejase Google para dirigir Microsoft.
Son muchos los nombres que suenan para un único puesto y es difícil señalar a un favorito. ¿Vosotros quién creéis que será el elegido?