Por qué el cifrado de Whatsapp es tan importante
Desde esta semana, todas las comunicaciones vía Whatsapp están cifradas de extremo a extremo. Analizamos qué supone esto exactamente.
Los usuarios que actualizaron Whatsapp esta semana vieron un curioso mensaje aparecer al volver abrir la app: “Las llamadas y mensajes enviados a este chat ahora están seguros con cifrado de extremo a extremo. Pulsa para más información”. La app de mensajería instantánea daba un paso alabado por los defensores de la privacidad y que preocupa a las autoridades de distintos países: los mensajes que se envían pueden desde entonces ser leídos solo por los destinatarios, con una clave que cambia en cada comunicación.
El nuevo cifrado significa que ya nadie puede interceptar y leer un mensaje que se envía vía Whatsapp en ese momento de tránsito. Es cierto que si el usuario guarda las comunicaciones en el móvil o en la nube estos mensajes siguen siendo fácilmente legibles, y también que los metadatos (quién se comunica con quién a qué horas) se pueden localizar igual, pero añade una capa de seguridad insólita a un producto usado de forma tan extendida.
Y es que si bien es cierto que el cifrado era algo que ya existía y que los usuarios que quisieran podían usar (de ahí el éxito de Telegram, que se disparó en pleno momento de las filtraciones de Snowden), era necesario dar ciertos pasos para tener esas conversaciones cifradas. Tenías que ser consciente de que era algo posible, entender por qué podía ser necesario para ti, y tomar una serie de pasos. Aunque esos pasos se limitaran a usar Telegram, el cambio tenía ya unas cuantas consecuencias, empezando por el hecho de que tendrías que renunciar a muchos de tus contactos.
Whatsapp, en cambio, lo usa todo el mundo (o por lo menos sus 1.000 millones de usuarios) y no requiere que el usuario haga nada para poder tener su mensaje cifrado. Este es así por defecto, tengas la plataforma que tengas. Como pasó hace unas semanas con el caso de Apple y el FBI, si un gobierno pidiera a Whatsapp que le diera acceso a las comunicaciones de algún usuario, la firma no podría hacerlo ya que ellos tampoco tienen la clave. Sería necesario, como querían que hiciese Cupertino, desarrollar un software específico que desencriptara esas comunicaciones.
¿Por qué ha hecho esto Whatsapp?
Como siempre en este tipo de acciones, el altruismo suele ser un efecto colateral más que una razón de inicio. ¿Se juntaron Jan Koum y Brian Acton, cofundadores de Whatsapp, con el criptógrafo Moxie Marlinspike, desarrollador del cifrado, con el único objetivo de hacer del mundo un lugar más privado y de evitar el espionaje? Posiblemente no.
La llegada del cifrado a Whatsapp coincide con un momento en el que el debate sobre la relación entre la seguridad y la privacidad es omnipresente gracias al caso del FBI y Apple. La industria de la tecnología se ha volcado para apoyar a Apple y defender que un mundo cifrado es un mundo más seguro, aunque en casos particulares signifique no poder acceder a cierta información que sería práctica en la lucha contra el terrorismo. El golpe sobre la mesa de Whatsapp es como una demostración definitiva de cuál es su postura al respecto.
No obstante, es imposible no ver las otras consecuencias que tiene la decisión de la app de mensajería instantánea. En esa defensa de sus usuarios frente a hackers, espías y gobiernos, consigue mejorar su imagen ante las personas a las que les preocupa el tema. Personas que en muchos casos es posible que se hubieran pasado a Telegram, que cuenta ya con 100 millones de usuarios gracias precisamente a su promesa de ser más seguro.
Falta todavía por ver cuáles son las reacciones de distintos gobiernos -especialmente el de Estados Unidos -ante la decisión de Whatsapp. En algunos lugares, como en India, donde solo se puede poner un nivel tan alto de cifrado previo permiso gubernamental, la app podría acabar siendo prohibida.