Microsoft es una de las compañías que ha implantado la técnica del mentoring en su día a día y su experiencia demuestra que la escala jerárquica no tiene nada que ver con la relación de guía que ejerce un mentor.
“En la compañía
diferenciamos tres tipos de mentores: puede ser el compañero que te indica lo básico para sentirte más cómodo, puede ser un compañero con experiencia o puede ser alguien que cuente con experiencia suficiente para orientar al
mentee en sus pasos profesionales ayudándole a conseguir sus metas”, apunta el
director de gestión de talento de Microsoft Ibérica, Jorge Calviño. Aún así, Calviño confirma que un número importante de los mentores son directivos “que aportan su experiencia”. “No es necesario un estatus organizativo para ser mentor”, especifica, a pesar de todo. De hecho, el gigante de Redmond utiliza una herramienta informática (“desarrollada expresamente para esta técnica en la que cualquier empleado de la compañía puede participar”) que pone en contacto a mentores potenciales con sus potenciales mentorados (o
mentee).
Pero… ¿por qué una compañía debería molestarse en introducir una técnica así en su día a día?
Los beneficios son muchos, como explica Beatriz Valderrama, que habla de mayor retención de profesionales, un recorte en la curva de aprendizaje (los trabajadores aprenden antes), una mayor motivación y una mayor calidad directiva.