¿Podemos ver la tele en una pantalla de 3 pulgadas?

Crece el mercado de la televisión móvil, y aunque en Europa y América va poco a poco, en Japón y Corea del Sur es una práctica completamente extendida.

El número de usuarios que ve la televisión en el móvil va en aumento y las previsiones indican que en los próximos años se producirá un crecimiento exponencial a medida que aumenten las ofertas en las tarifas de conexión 3G.

Mientras que los ingresos por los servicios de voz disminuyen, las operadoras ven este inexplorado campo como una oportunidad para hacer crecer su facturación con la transmisión de datos.

Según Gartner, la TV móvil es una gran oportunidad de negocio que se convertirá en un servicio ampliamente utilizado en la mayoría de mercados desarrollados, alcanzado casi 500 millones de usuarios suscritos a estos servicios en 2010. También para ese año, Gartner predice que los servicios de televisión móvil crecerán hasta los 356 millones de usuario. La difusión de televisión llegará a 133 millones de abonados en 2010, debido en sobre todo a la creciente disponibilidad de teléfonos habilitados para recibir TV móvil, con Japón como región líder, seguido por Europa occidental.

A pesar de los positivos datos de crecimiento para este mercado, atraer nuevos usuarios y mantener una base estable de suscriptores no es una tarea fácil. Hasta la fecha, la mayoría de abonados reciben la TV móvil como parte de una suscripción a una tarifa de datos, sólo un 30% solicita el servicio y el 70% lo recibe dentro de su paquete de servicios.

Sin embargo, no todos los actores implicados piensan que ésta tecnología esté creciendo a un ritmo adecuado. Como ha señalado Yannick Lévy, presidente de DiBcom, una compañía especializada en televisión móvil con la fabricación de de chipsets de alto rendimiento, la TV móvil arranca a un ritmo menos fuerte de lo esperado “por razones de regulación y de modelo de negocio entre las cadenas de televisión y los operadores móviles”. El reparto de las inversiones necesarias para la construcción de una red entre operadores móviles y cadenas de televisión, así como el reparto de los ingresos y la toma de riesgos en el tiempo son “las dificultades principales” que tiene que superar en los diferentes países que ya lo han lanzado, opina Lévy. En los países donde el gobierno se ha realmente implicado cómo en Japón, Corea o China, estos problemas han sido arreglados de forma legislativa.

No existe un único estándar para retransmitir y recibir TV móvil, de hecho en cada región del mundo se utiliza un formato distinto, e incluso hay países donde conviven varios formatos, lo que está dificultando la adopción de esta tecnología. En muchos estados, los propios gobiernos han optado por fijar un estándar base para todas las comunicaciones, evitando el problema del despliegue inútil de los distintos formatos e impulsando la tecnología.

Actualmente el debate se ha centrado fundamentalmente entre dos estándares distintos, el DVB-H (Digital Video Broadcasting – Handheld), que apoyan empresas como Nokia y otros fabricantes europeos, y el DMB, el formato más extendido en Asia y EEUU.

Una de las ventajas del DVB-H es que es una de las normas más maduras desde un punto de vista tecnológico, ya se lanzó en 2005. En realidad no hay grandes diferencias entre los formatos utilizados, por lo que se trata más bien de una cuestión de disponibilidad de terminales que se adapten a las condiciones del mercado.

“Para que la transmisión de TV móvil despegue en Europa, tiene que haber una tecnología segura”, dijo la comisaria europea para las telecomunicaciones, Viviane Reding. Por este motivo la UE ha dado a los fabricantes la recomendación de usar el formato DVB-H, y aunque ha levantado quejas entre las compañías que apoyaban otros formatos, puede ser el empuje definitivo para esta tecnología. “Estas recomendaciones son buenas”, ha señalado Yannick Lévy, “y además deben permitir desarrollar terminales capaces de recibir el DVB-H y el DVB-SH, cuando los satélites estén lanzados en 2009, gracias a la convocatoria a candidaturas de la UE para la banda S de octubre de 2008”. Las compañías están preparadas, pero esperan despliegues más completos en Europa y especialmente en Francia.

Los fabricantes asiáticos están empezando a lanzar terminales capaces de recibir la señal DVB-T, DVB-H y el DVB-SH, para adaptarse al mercado. Algunos terminales también pueden recibir el ISDB-T (Japón, Brasil) y el T-DMB (Corea). “Iremos probablemente hacia los terminales multimodos adaptados a las especificidades propias de cada zona geográfica en función de la demanda de los operadores”, opina Lévy.

Japón es el país donde más usuarios utilizan el móvil para ver la televisión, un mercado en el que las redes 3G ya tienen cierta madurez y están en camino de la cuarta generación. En total se han vendido más de 40 millones de móviles con estas características, y detrás está Corea, con 20 millones.

En Europa sólo Italia, Países Bajos, Suiza y Austria han lanzado un servicio de TV móvil, y Francia tiene previsto lanzar el suyo a lo largo de 2009. El mercado español está todavía entrando, aunque según datos recogidos en el estudio “La sociedad de la información en España 2008” presentado por la Fundación Telefónica, la televisión móvil tiene ya en España más de 250.000 usuarios. En Suiza, sin embargo, unas 40.000 personas ven cada día un noticiario de 100 segundos en el móvil y alrededor de un millón de usuarios italianos pagan cerca 20 euros al mes para poder ver una docena de canales en su terminal.

La clave para el desarrollo sostenido de la televisión móvil es el despliegue de las redes 3G, precios razonables en las tarifas de datos y una oferta de contenidos amplia. El problema principal es que la penetración de esta tecnología es demasiado débil para justificar las inversiones necesarias para crear contenido específico, por lo que los canales disponibles no terminan de atraer a los usuarios.

Hay varias formas de acceder a los productos ofrecidos por TV móvil y las operadoras han puesto en práctica distintos tipos de comercialización para cobrar por los servicios.

Lo más normal es la combinación de un contenido común gratuito, en combinación con contenidos de pago, permitiendo a los usuarios acceder en un momento dado a un contenido más específico.

Según Nick Ingelbrecht, director de investigador de Gartner, todavía es “muy difícil” hacer negocio con la televisión móvil por los costes que conlleva. “Además, la demanda sigue siendo muy incierta a pesar de los intentos en todo el mundo. Si la gente hace uso de ella, tienden a quererla de forma gratuita, por lo que resulta difícil para el operador o la empresa difusora ganar dinero”.

En cuanto a número de abonados, como hemos indicado, los servicios de televisión móvil son muy populares en Japón, donde son gratuitos, seguido de Corea del Sur, donde los operadores ofrecen una mezcla de servicios de pago y gratuito. Sin embargo, incluso en países como Italia, donde las operadoras vieron la buena acogida de esta tecnología gracias al lanzamiento que coincidió con la Copa de fútbol del Mundo, el número de suscriptores se ha estancado. El operador móvil que ofrecía el servicio en Italia trató de relanzarlo ofreciéndolo de forma gratuita sin alcanzar el objetivo deseado.

A pesar de su presente incierto, los analistas coinciden en que la televisión móvil llegará al gran mercado y será muy popular en los próximos años. Los servicios gratuitos serán los más demandados, y las operadoras y proveedores de contenidos tendrán que recurrir a la publicidad para financiar los servicios. Aun así, esto sólo se producirá cuando el número de usuarios crezca hasta una cifra más amplia, ya que los anunciantes no están por ahora interesados en orientarse a un nicho de mercado tan pequeño.