Este aumento de los niveles de energía requeridos para el uso de los equipos se comenzó a notar en la versión 2.6.38 y siguió creciendo en las entregas posteriores del kernel, haciendo que la batería de los dispositivos durara menos de lo habitual.
Según los cálculos disponibles, el cambio a la versión 2.6.38 provocó un incremento en el consumo de energía del 36%.
Las siguientes versiones también han ido incrementando el nivel de recursos energéticos necesarios, de manera que el gasto podría haber aumentado un 76% si se compara la reciente versión 3.1 del kernel con las primeras versiones en un portátil con procesador Sandy Bridge de Intel y Ubuntu como sistema operativo.
Por suerte para los usuarios de Linux, Matthew Garrett, ingeniero de Red Hat, ha modificado el código del kernel con 60 nuevas líneas que logran acabar con este aumento del consumo de energía.
La mala noticia es que este parche no estará disponible para la próxima versión 3.3, aunque podría llegar al kernel 3.2 para Ubuntu 12.04 LTS y otras distribuciones.
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