El encuentro se produjo en agosto de 2007, justo dos meses después de que Apple presentara el iPhone y también poco después de que Palm fichara a Jon Rubinstein (ahora CEO de Palm). Jobs no quería que Palm le robase más empleados, y propuso a Colligan un acuerdo para que ninguno tratara de hacerlo con el otro.
Jobs parecía preocupado por el hecho de que Rubinstein lograra reclutar a empleados de Apple para llevárselos a Palm, y eso hizo que tratara de convencer a Colligan de firmar un acuerdo que el ex-CEO de Palm rechazó alegando que probablemente era, además de incorrecto, ilegal.
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