Época de vacaciones. Llega el momento de preparar el viaje; los billetes, la reserva del hotel… Y la parte monetaria: revisar las tarjetas de crédito, cambiar dinero si vamos a salir de la zona euro… Algunas de estas tareas serían más cómodas y sencillas si dispusiéramos de un sistema para pagar sólo con sacar el móvil del bolsillo. Ese sistema ya existe, claro, y se llama NFC, pero su implantación en España, comparada con otros países de nuestro entorno, todavía no está muy extendida.
Para los no familiarizados con el NFC, el Near Field Communication es una tecnología de comunicación inalámbrica, de corto alcance y alta frecuencia, que permite el intercambio de datos entre dispositivos que se encuentren a menos de 10 centímetros. Hasta ahí, una conexión inalámbrica más, como el wi-fi o el bluetooth.
Pero, y ahí radica su principal interés, el NFC se ha desarrollado para realizar pagos de forma sencilla mediante el móvil, acercando el teléfono a un receptor. Esta es una de sus principales aplicaciones y, sin duda, la más interesante para el comercio, tanto electrónico como tradicional.
Otros usos muy interesantes para el NFC serían la compra de billetes de transporte, servicios de fidelización, carteles inteligentes o control de accesos, entre otros. Este es el caso del Consorcio de Transportes de Asturias (CTA), que puso en marcha el pasado octubre, con la ayuda de Telefónica, un proyecto pionero en España que permite acceder al transporte público asturiano con un abono integrado en el teléfono móvil y basado en la tecnología NFC.
No es de extrañar, por tanto, que compañías como Google se hayan metido de lleno en el negocio de los pagos NFC. El gigante californiano puso en marcha en mayo de 2011 Google Wallet, un sistema de pago que emplea esta tecnología. Para ello se ha asociado con grandes almacenes y compañías financieras como Citibank y Mastercard.
A pesar de su utilidad como medio de pago, la implantación de la tecnología NFC en España está siendo lenta. El principal escollo, según Albert Figueras, de Banco Sabadell, estriba en que el parque de dispositivos móviles con NFC aún es muy reducido y algunos fabricantes importantes, como Apple, todavía no tienen teléfonos con esta tecnología.
El apoyo de las instituciones públicas a esta tecnología no es muy destacable. Por poner un ejemplo, el Museo del Prado, uno de los más conocidos a nivel mundial y que recibe miles de visitantes cada año, carece de este sistema de pago. Tampoco es posible comprar billetes de tren a través de NFC en ninguna taquilla de RENFE. Desde la compañía estiman posible que se implante el sistema en el futuro, pero no a corto plazo.
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