Otras empresas que como Gowex, falsearon cuentas
Hacemos un repaso a otras empresas que también falsearon cuentas.
Es sin duda el tema de la semana y todo apunta a que será la noticia del verano. Gowex, la compañía de las ciudades WiFi y una de las máximas exponentes del talento emprendedor español, ha resultado ser una mentira.
Tras cuatro años cotizando en el Mercado Bursátil Alternativo y con unos planes de futuro muy ambiciosos, el propio CEO de la compañía confirmaba la dolorosa realidad: las cuentas de la compañía han sido falseadas desde su estreno sobre el parqué secundario.
Lo hizo tras la presión que generó el demoledor informe de la firma de análisis Gotham City Research, que comparaba a la startup española con Pescanova e indicaba que el 90% de las ventas de Gowex eran un embuste.
En una entrevista que Jenaro García concedió a Silicon News pocas semanas antes del escándalo, Gowex quería saltar al mercado senior en un plazo de dos años y llegar a las 600 ciudades WiFi en 2018. En su hoja de ruta también había planes de abrir nuevas líneas de negocio y ser una de las empresas de referencia para alcanzar el sueño de Zuckerberg de llevar internet gratis a todo el mundo.
Pero estos planes se congelarán por el momento.
El fraude contable de Gowex significa que ni los 182,8 millones de euros reportados en 2013, ni el crecimiento del 60% interanual de los ingresos eran ciertos. Y por supuesto, Gowex tampoco vale 1.400 millones de euros en el mercado.
Pero la compañía de WiFi no es la única que ha falseado cuentas. Repasamos otros casos de empresas que también distorsionaron sus números.
El presidente de Samsung, Lee Kun-Hee se vio envuelto en una agria polémica en abril de 2008, cuando un tribunal de Corea del Sur le condenó por evasión de impuestos. Samsung era investigada entonces por prácticas fraudulentas tras un testimonio de un ex directivo de la empresa. La polémica obligó a Kun-Hee a presentar su dimisión.
El entramado de cuentas falsas de Samung se cuantificó en 4.600 millones de dólares. La finalidad de las cuentas falsas era la de facilitar el traspaso de control de la empresa al hijo de Kun-Hee.
Olympus destapó en noviembre de 2011 su particular caja de los truenos. Michael Woodford, presidente de la firma, desveló que la empresa había desviado grandes cantidades de dinero a través de falsas adquisiciones a precios muy altos por empresas sin negocio para ocultar pérdidas a inversores y reguladores. Cuantificó el fraude en 1.700 millones de dólares.
El ejecutivo fue despedido, después de pedir al consejo de administración de Olympus la asunción de culpa. Su venganza personal consistió en contar la verdad al mundo; el ex CEO declaró haber recibido amenazas de muerte. Tras el revuelo, Tsuyoshi Kikukawa, director general de la compañía hasta la llegada de Woodford, dimitió y fue condenado a prisión.
Otro sonado escándalo fue el de Spinvox en 2009. La compañía, que desarrollaba tecnología capaz de convertir mensajes de voz en texto, fue acusada de escuchas ilegales (supuestamente el software de reconocimiento y conversión de los mensajes no era tal y eran teleoperadores de países en desarrollo quienes convertían los mensajes) y de una gestión irregular de los activos de la compañía.
La compañía fue comprada por la americana Nuance por 71 millones de euros.
Más reciente es el caso de Autonomy. HP acusó a la compañía británica de fraude y de falsear cuentas. Según la norteamericana, Autonomy infló sus resultados, lo que obligó a HP a pagar una suma de 11.700 millones de dólares por su compra, una cantidad que algunos analistas tacharon de desorbitada.
El gigante que dirige Meg Whitman tuvo que asumir un cargo de 8.800 millones de dólares relacionados con la compra.