Con una conexión a Internet y un procesador modesto podríamos acceder a juegos de última hornada sin preocuparnos por más especificaciones: todos los juegos corren en los servidores de Otoy, que utiliza diversas tecnologías para minimizar las transferencias de datos y aún así ofrecer una experiencia de juego notable.
Esa publicación de juegos online haría que se redujesen de forma notable los gastos de fabricación, distribución y puesta a la venta, que normalmente se llevan el 45% de los ingresos por ventas. Además haría más complicada la piratería y los trucos para ganar o tener ventaja en los juegos. Y como han visto en Forbes, la cosa promete. ¿Es ese el futuro de la industria?
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Girará en torno a tres temáticas: desinformación, contrainteligencia y credenciales expuestas.