El estudio reconoce que cuanta más cerveza bebe un científico, menos posibilidades hay de que publique un artículo o que sea citado por otro colega como fuente fiable. En otras palabras, el consumo de cerveza hace decrecer el rendimiento. Tanto científico, como de cualquier otra cosa.
El “lumbreras” que ha publicado el estudio es un ornitólogo llamado Tomas Grim, experto sobre todo en el estudio de las aves más que en análisis científicos o alcohólicos. Sin embargo, al ser oriundo de un país como la República Checa donde la cerveza fluye a raudales, suponemos que Grim se vio en la necesidad de observar con mayor profundidad los hábitos alcohólicos de sus colegas científicos.
Aunque el estudio demuestra la hipótesis inicial, no consigue establecer con seriedad la correlación entre alcohol y ciencia. Por tanto instamos al doctor Grim a que afine su estudio con más experimentos y pruebas. ¡Que se lo debe estar pasando de miedo, el muy bribón!
vINQulos
The Inquirer UK
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