Oleada de suicidios en France Telecom
En su edición en papel del 29 de julio, el prestigioso diario parisino Le Monde dedicaba uno de los breves de su sección de Economía a una noticia que podría salir de la sección de sucesos. Un hombre se había suicidado. Pero no era un hombre cualquiera y su historia no era una cualquiera.
El suicida trabajaba en France Telecom, la teleco más importante del panorama empresarial galo, y se convertía, con su muerte, en el suicida número 18 de la compañía en todo 2009. Además, se habían registrado hasta entonces 10 intentos de suicidio.
En total, en poco más de un año y medio se habían producido fallidas o no, 28 intentos de acabar con la propia vida. En la nota de suicidio del protagonista del breve de Le Monde se señalaba claramente a la empresa como culpable última de su decisión. Las palabras “sobrecarga de trabajo” y “gestión por el terror” estaban en la despedida del difunto.
Ni un mes después las cifras suben. Nicolas G. ha puesto fin a su vida el martes por la manaña. Estaba soltero, no tenía hijos y no había llegado aún a la treintena. Su profesión, técnico de telecomunicaciones de France Telecom en Besançon.
“Desde febrero de 2008, éste es el 20º suicidio registrado en France Telecom por el Observatorio del Estrés y de la Movilidad Forzada”, explica un delegado sindical a la agencia AFP. “Estamos en una espiral. France Telecom debe adoptar respuestas”, asegura otra fuente sindical a la agencia.
La compañía ha reconocido el suicidio de uno de sus empleados y ha creado una célula de apoyo a sus compañeros de trabajo, pero ha hablado de “una decisión indivual dramática”. La Justicia tampoco da la razón a los trabajadores, ya que ha determinado que las condiciones de trabajo y “el gesto fatal” de Nicolas G. no podían ser relacionadas.
Los trabajadores de la compañía han pasado por tiempos complicados, como recuerda La Tribune. La firma ha pasado de ser la única en liza por el mercado teleco francés a competir con diferentes compañías y, además, ha llevado a sus empleados desde el mundo seguro del funcionariado al complicado de la jungla de la empresa privada, las cifras y los rendimientos.
Durante la primera semana de agosto se había suicidado el teleco número 19 en la ciudad bretona de Quimper.