Su sueño de niño era construir un robot y lo ha conseguido. Tras un periplo de más de seis años en el que han ocurrido muchas cosas, “algunas maravillosas y otras menos buenas”, Francisco Javier Paz ha podido presentar Q.bo al mundo. Una máquina que encandila con su aspecto simpaticón y que pretende convertirse en el mejor amigo del hombre, ya sea haciendo compañía a enfermos en un hospital o velando por la seguridad de sus casas.
Y es que el objetivo de este asturiano apasionado de la informática era crear una plataforma de inteligencia artificial con capacidades ilimitadas, que aprendiese con la experiencia y cada día fuese un poco más sabia que el anterior. En este punto es donde entran en juego dos conceptos fundamentales del proyecto: “cloud computing” y “open source”. Mientras el cerebro de Q.bo reside en la nube, su cuerpo ha sido modelado con hardware libre y su corazón palpita gracias a una distro Linux basada en Ubuntu.
Este pequeño robot, con 45,6 centímetros de alto por 31,4 centímetros de ancho y de entre 9 y 11 kilos de peso, está dotado de sensores, cámaras, micrófonos y altavoces. Cuenta con funciones para la síntesis de voz y el reconocimiento de objetos. Puede sortear obstáculos sin caerse. Y es capaz de ejecutar órdenes. Además, el kit más básico está valorado en 499 euros lo que lo vuelve personalizable y apto para todos los bolsillos. Aunque no llegará al mercado hasta este verano, TheCorpora ya admite encargos a través de su página web.
– Q.bo lleva unos días en fase de reserva, ¿qué recepción está teniendo y desde dónde se están recibiendo más pedidos?
La recepción ha sido increíble, solamente el primer día de lanzamiento accedieron a nuestra web más de 20.000 personas. Como ya esperábamos el país que más está demandando el robot es Estados Unidos, seguido de la Unión Europea.
– ¿Para qué tipo de mercado está pensado Q.bo?
Tenemos un “roadmap” divido en dos fases, la primera tiene previsto alcanzar el terreno académico, del estudio, la docencia y la medicina como plataforma de desarrollo e investigación y la segunda fase se centrará en el terreno doméstico pero nunca lo orientaremos como un juguete.
– ¿Podrías nombrar algún ejemplo gracias al cual vuestra creación simplificará la vida diaria de sus dueños?
En estos momentos hay varias aplicaciones en fase de desarrollo que van desde la telepresencia y la seguridad hasta terrenos más complejos como el de la medicina o asistencia a niños o enfermos.
– ¿Te preocupa que Q.bo no sea capaz de dar el salto desde el público especializado al usuario de a pie?
Sobre este aspecto no dudamos que la segunda fase de nuestro calendario llegará a producirse, ya que nuestro robot permite una gran variedad de usos en el ambiente doméstico. ¿Por ejemplo? La telepresencia y la seguridad para el hogar, tal y como he comentado antes, pero también se podrá utilizar para el acompañamiento a niños o a personas mayores, entre un largo abanico de aplicaciones.
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