El cofundador de Oculus, Palmer Luckey, deja Facebook
Luckey llevaba meses sin apenas apariciones públicas, tras la polémica por su apoyo a un controvertido grupo de simpatizantes con el entonces candidato Donald Trump.
La situación de Palmer Luckey ha dado un giro de 180 grados desde que hace un año fuese en persona a entregar las Oculus Rift al primer comprador del dispositivo. El cofundador de Oculus y creador de las gafas de realidad virtual ha vivido varias polémicas a lo largo de estos doce meses. Como colofón, este mismo jueves se ha conocido que Palmer Luckey dejará Facebook.
Esta será la última semana de Luckey en Facebook, explican en UploadVR, que recoge además un comunicado oficial de la compañía en el que dicen que será “muy extrañado. El legado de Palmer se extiende más allá de Oculus. Su capacidad inventiva ayudó a arrancar la revolución de la realidad virtual moderna y a construir una industria. Estamos agradecidos por todo lo que ha hecho por Oculus y la realidad virtual, y le deseamos todo lo mejor”. La compañía no ha aclarado si la marcha de Luckey es voluntaria.
El creador de las Oculus Rift llevaba meses desaparecido de la escena, tras conocerse que había respaldado económicamente a una organización de apoyo al entonces candidato a la Casa Blanca, Donald Trump, que se dedicaba a desacreditar mediante memes y otras técnicas controvertidas a su oponente, Hillary Clinton.
En la que es hasta la fecha su última publicación en Facebook, Luckey reconocía que había contribuido con 10.000 dólares al grupo, pero desmentía que trabajase para ellos o que hubiese realizado publicaciones en la página. Luckey se mostraba arrepentido porque sus acciones estuviesen “impactando negativamente la percepción de Oculus y sus socios”.
Desde entonces, las apariciones públicas de Luckey se han minimizado. A principios de año reaparecía para testificar en la demanda de ZeniMax a Oculus y Facebook por robo de propiedad intelectual. El juicio acababa en multas para varios de los implicados, entre ellos el propio Luckey, al que el jurado obligaba a pagar 50 millones de dólares por denominación engañosa.