El caso fue destapado en Hexus, donde se preguntaban porque algunos terminales N8 estaban sufriendo una muerte súbita. Las primeras explicaciones apuntaban a un problema de la batería, pero por el momento no hay nada confirmado.
La casa finlandesa ha admitido este fallo pero ha recalcado que hay un número muy limitado de afectados, según ha explicado el jefe de ventas, Niklas Savander. Aunque no han querido dar la cifra de terminales afectados.
Uno de los portavoces ha explicado que se trataba de un problema de producción que ya han resuelto y que sólo afectaba al N8.
Pero como apunta el analista Sami Sarkamies, éste podría ser sólo el inicio de la pesadilla para Nokia, ya que “probablemente no todos los consumidores hayan informado de los problemas, así que el número final de productos defectuosos probablemente aumente”.
Además, aunque sean pocos los usuarios cuyo teléfono ha muerto, ésta es la peor publicidad que podría tener Nokia en un momento delicado para la compañía y más cuando el problema afecta al buque insignia de la casa.
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