Hace poco menos de años Nokia cambió la nomenclatura de sus teléfonos para, supuestamente, hacerla más clara a la hora de identificar a qué gama pertenecían e introdujo las letras N, X, E, C… para cada serie.
Sin embargo, la estrategia de marketing no ha debido funcionar, y Nokia vuelve ahora a renombrar sus teléfonos, tras haber perdido gran parte de cuota de mercado y vivir una situación más que delicada a pesar de que continúa siendo el primer fabricante mundial. Pero sus competidores han recortado mucha distancia. Y la razón no es el nombre que se le da a los teléfonos, claro.
Sea como fuere, Nokia ahora llamará a todos sus teléfonos con un número de tres cifras, que vendrá precedido por la marca Nokia. El primero de los tres números hará referencia a la serie y la relación calidad-precio-funcionalidades que presente el terminal. Las otras dos cifras marcarán la evolución de esa gama.
Es decir, cuanto más alto sea el número del teléfono, más alto de gama debería ser, y por lo tanto, más caro. Nokia ha estrenado la nueva nomenclatura con el lanzamiento del Nokia 500.
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