Alejandro Suárez es el autor de Ha llegado la hora de montar tu empresa, el último best seller en las estanterías business de las librerías. Ya va por la segunda edición, con un texto nada complaciente con los poderes públicos y muy crítico con la falta de tejido emprendedor en España.
– Dice en su libro que para ser feliz no es necesario tener que pagar cada mes una hipoteca ni ser funcionario. Teniendo en cuenta la reciente historia económica de España y el alto número de funcionarios del Estado, ¿la idea de ser emprendedor no es un poco ‘antiespañola’?
No se si antiespañola, pero desde luego no es habitual. Tenemos que reivindicar nuestro derecho a ser felices de una manera diferente a la que parece “la única vía”. No es cierto que la única solución posible sea estar empleado por cuenta ajena, y eso se ve claramente en países de nuestro entorno.
– Se ha quejado de la falta de cultura emprendedora y de ese deseo generalizado de ser funcionario, de seguir el consejo de esas madres que reclaman un trabajo estable. Supongo que sentirá ligero espanto ante el sueño de los universitarios españoles de ser funcionarios tras finalizar la carrera…¿Qué se podría hacer para incentivar a los estudiantes a convertirse en emprendendores?
Habría que empezar desde las facultades por reflexionar con ellos que no hay un único camino. Nos educan para terminar y salir a buscar nuestro primer trabajo de becarios. Decía el profesor Xavier Sala i Marti, que en la Universidad de Columbia en los Estados Unidos los jóvenes quieren terminar y salir a comerse el mundo, y en la Pompeu Fabra, donde también da clases, salir para trabajar en la Caixa. Hay que terminar con esa actitud.
Sin darnos cuenta eso ya ha comenzado, nada es seguro, ni ser funcionario. La mejor seguridad empieza en poder depender de uno mismo.
– No sólo se trata de cambiar la mente de los estudiantes, también del ecosistema que les rodea. ¿Qué tiene que cambiar en la universidad española?
Sobre todo debe no dar la espalda al mundo de la empresa. La Universidad, especialmente la pública en ocasiones siente estar en un plano, no diré superior, pero si distinto de la empresa. Los proyectos universitarios, si son buenos no deben dormir en un cajón, y deben al final tener un fin comercial, que haga que esos alumnos puedan labrarse un futuro al finalizarlos y no duerman en un cajón.
– En su libro ofrece un dato sorprendente: frente al 5% de emprendedores de hoy, en 1970 había cifras del 30%. ¿Qué ha pasado?
Que el pequeño comercio ha desaparecido, que cada vez más se valora una cierta –y se ha demostrado que ficticia- seguridad. Seguimos pensando en el empleo para toda la vida, y el mercado ha cambiado y evolucionado. Hemos tenido unos años de bonanza, en los que cada vez se crecía más y había más trabajo, y se ha adormecido esa inquietud emprendedora, pero ahora regresa con fuerza, lamentablemente no vocacional sino por necesidad.
– Aunque en España los emprendedores escasean sí hay casos de éxito interesantes, como 11870.com o Tuenti, aunque la segunda parece oscurecer a todas las demás. ¿Por qué cree que siempre nos quedamos con el último caso y sobre todo por qué con la anécdota de que su fundador es estadounidense?
Creo que el tema de que uno de los fundadores de Tuenti sea estadounidense no es critico. Hay grandes casos en los últimos años como BuyVip, Softonic… personas con mucho talento como Jesús Encinar, el Consejero de Idealista.com que demuestran que se puede ser un gran emprendedor siendo muy castizo. No falta talento. Faltan oportunidades.
– ¿Existe talento emprendendor en España? ¿O esos casos de éxito de los que hablaba son excepciones que explicarían los escasos números en la estadística de start-ups españolas?
Creo que los menores de 30 años son la generación más formada y con más talento que ha habido nunca. Yo que estoy cercano ya a los 40, envidio su formación y su talento, pero creo que les falta ciertas ganas de comerse el mundo. Aunque sea obligado por las circunstancias eso aparecerá. La generación de los nacidos en los años 90 esta algo adormecida y acomodada, pero acabará por aparecer e imponerse.
– En su libro ofrece muchos consejos a seguir y muchos errores a evitar a la hora de lanzarse a la aventura emprendedora. Si tuviese que quedarse con uno de cada, ¿con cuál se quedaría? ¿Cuáles son los dos mandamientos básicos en la aventura emprendedora?
Creo que lo resumiría en lo tener alergia a una palabra que no está de moda: el esfuerzo. Montar una empresa cuesta esfuerzo y sacrificio, y nos hemos acomodado en la política de lo sencillo, lo inmediato. Hay que trabajar y esforzarse, ser emprendedor, incluso trabajando por cuenta ajena o en la administración pública es un valor en si mismo, cuesta más esfuerzo que poses más cómodas, pero sin duda compensa.
*Ha llegado la hora de montar tu empresa está editado por Deusto. Más información en la ficha del libro
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