Estamos acostumbrados a escuchar que los jóvenes que se incorporan al mercado laboral son la generación más preparada que ha habido nunca. Si es así, lo lógico sería exigir mucho más de lo que se demandaba antes a cualquier nuevo trabajador. Esa parece ser la reflexión que se hacen los máximos responsables de las empresas. Al menos en el ámbito de las compañías tecnológicas estadounidenses, según recoge FastCompany.
Pero antes de entrar en materia, hay que hacer una precisión. Las condiciones de los becarios de ese tipo de compañías distan mucho de las existentes en España. No en vano, un ‘intership’ en una empresa de Silicon Valley puede llegar a cobrar un salario de hasta 6.000 dólares al mes. Dadas las circunstancias, es comprensible que el nivel de exigencia sea elevado, aunque no hay que perder de vista que sigue tratándose de recién licenciados, sin experiencia laboral previa.
En cualquier caso, lo cierto es que en los últimos años ha aumentado la presión hacia los recién incorporados, exigiendo el desempeño de tareas para las que cuentan con escasos conocimientos teóricos y ninguna experiencia previa. Se da por supuesta su destreza en determinadas materias merced a su formación académica y se piden resultados desde el primer momento. Y eso pasa en Estados Unidos, pero también aquí.
Esto supone todo un problema para los nuevos, pues en vez de disponer de un periodo de aprendizaje y adaptación al trabajo, así como el necesario amoldamiento a los procesos y a la cultura de la empresa, e incluso a los nuevos compañeros, tienen que empezar a rendir como veteranos desde que entran por la puerta.
Lo normal es que sus carencias queden pronto en evidencia, afectando a su futuro laboral. No en vano, un estudio encargado por la empresa Fullbridge a Harris Poll señala que el 27% de los directivos se forman una opinión de los empleados recién llegados en menos de dos semanas. Y el 78% deciden en menos de tres meses si su contratación será exitosa. Esta situación pone una enorme presión sobre los hombros de los recién llegados.
¿Pero qué ha cambiado para que aumente tanto la exigencia? En primer lugar, partimos de la suposición de que los nuevos licenciados vienen muy preparados. Al menos, con una formación superior a la de generaciones precedentes. Partiendo de esa premisa, muchas empresas sobreentienden que no requieren de un aprendizaje en el seno de la compañía.
Además, la crisis ha empeorado la situación de los nuevos. La sombra de los despidos que sobrevuela muchas empresas aumenta la presión. Asimismo, las compañías han ajustado sus plantillas al máximo y cualquier nueva incorporación debe ser productiva desde su llegada. Por otro lado, las empresas se han dado cuenta de que a veces pueden cubrir dos puestos de trabajo con un solo empleado, por lo que buscan candidatos con varias habilidades. Otro problema es que el nuevo muchas veces no es consciente de las expectativas de desempeño que tiene la empresa desde el momento de su llegada, por lo que es recomendable dejarlas claras en la entrevista.
En cuanto a los aspectos más valorados a la hora de realizar una nueva contratación, los ejecutivos destacan la motivación del candidato (23%), las habilidades para la resolución de problemas (21%), el compromiso con la empresa (17%) y la predisposición hacia una actitud ‘puedo hacerlo’ (17%).
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