MOOCs: ¿acabará la utopía gratuita en un futuro de pago?
Los cursos online, masivos y abiertos se enfrentan a su mayor reto: conseguir un modelo de negocio rentable y acabar con las altas tasas de abandono.
El doble filo de lo gratis y lo masivo
Nadie duda que los MOOCs sean en esencia algo bueno. El problema está más con lo que se prometió y lo que hay al final, con lo que no funciona tan bien como debería y lo que obstaculiza ese futuro soñado y utópico en el que de pronto cualquiera puede, de verdad, sacarse una carrera en una universidad prestigiosa sin tener que pagar. Las voces negativas hablan de los grandes problemas de los MOOCs: la tasa de abandono, la falta de un modelo de negocio probado como rentable, la imposibilidad de enseñar realmente a tantos alumnos a la vez.
Algunos de estos problemas salen directamente de una de las características esenciales de los MOOCs: son gratuitos. La altísima tasa de abandono, por ejemplo, se atribuye a que los alumnos no sienten la presión económica de haber pagado por el curso, por lo que lo abandonan cuando el entusiasmo inicial se diluye o la carga de trabajo se vuelve mayor a la esperada.
Esta baja tasa de conversión fue la que llevó a Sebastian Thrun a dar un giro completo a Udacity, borrándole la M de masivo y, sobre todo, la O de open, a los cursos de la plataforma. Alejándose del mundo universitario, Udacity ofrece ahora cursos creados con la colaboración de empresas y distintas industrias, intentando amoldarlos a lo que pide el mercado laboral. Y, si bien todo el que quiera puede acceder a información, material, clases grabadas y ejercicios autoevaluados de forma gratuita; la experiencia realmente valiosa, con un tutor personal y un certificado final, es de pago.
La gratuidad de los MOOCs, de hecho, no solo provoca que muchos alumnos no acaben los cursos, sino que también plantea un gran reto para universidades y plataformas: la monetización. Los beneficios que obtienen las primeras están más claros: no deja de ser una operación de marketing. Además, Carlos Delgado Kloos apunta que, si se parte de la base de que “la educación en el futuro va a incorporar elementos digitales, el que una universidad se incorpore a una iniciativa de MOOCs le ayuda a caminar en la dirección correcta”.
Las plataformas, por su parte, están en pleno estudio de las diferentes opciones que tienen para hacer de los MOOCs algo rentable. Marta del Pino, de Universia, admite que ese modelo de negocio todavía “está por definir” y que, si bien tienen ingresos, van “poco a poco”. La mayoría de las plataformas están optando por un modelo en el que los alumnos que quieran obtener un certificado oficial de la universidad conforme han pasado ese curso tengan que pagar, aunque se están estudiando también otras opciones como ofrecer créditos universitarios, cobrar por tutorías personales o incluso hacer negocio de la venta de materiales como libros de texto específicos para los cursos.