Montserrat Peidró (ALSO): “Si queremos fomentar un cambio real, la educación es un aliado clave”
Contar con profesores de STEM capaces de inspirar y fomentar alianzas con la industria tecnológica son algunas de las claves para aumentar el interés de las estudiantes en el sector TIC, afirma Montserrat Peidró, directora general de ALSO Cloud Spain.
La mujer está adquiriendo presencia en el sector tecnológico en los últimos años, pero todavía estamos lejos de la deseable y necesaria paridad. Y este camino arranca en la escuela, donde es esencial contar profesores de STEM motivados y capacitados para inspirar a la nueva generación de profesionales, explica Montserrat Peidró, directora general de ALSO Cloud Spain, en la primera entrega de nuestra serie de entrevistas Women in Tech.
Licenciada en Ingeniería de Telecomunicaciones por la Universitat Politècnica de Catalunya, tiene más de 20 años de experiencia en el sector tecnológico. Comenzó su carrera como ingeniera de desarrollo de hardware de I+D y ha trabajado para empresas como HP. Es experta en soluciones tecnológicas y sistemas cloud.
– ¿Cuál es su valoración sobre el papel de la mujer en las carreras STEM en España, particularmente en el sector tecnológico?
A pesar de que la presencia femenina en carreras STEM está muy por debajo del 50%, creo que, con el paso de los años, gracias a mucho esfuerzo y ganas de hacer bien las cosas, el papel y la influencia de la mujer en el ámbito tecnológico ha ido aumentado paulatinamente.
Es cierto que aún estamos muy lejos de algo que se pudiera considerar paridad y que tanto la ciencia como la ingeniería puede beneficiarse ampliamente de tener un espectro laboral más diverso, que aporte ángulos de referencia y visiones diferentes desde donde afrontar situaciones y resolver problemas. Y este incremento de la diversidad es importante no sólo en este tipo de carreras de carácter científico-tecnológico, sino también en sectores como la distribución, la venta y la implementación de tecnologías que pueden ser acometidas por mujeres procedentes de otras carreras o sin formación universitaria.
El sector tecnológico es un campo con muchísimo trabajo y oportunidades y, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, hoy en día no se entiende sin la mujer como parte integrante de él. Hemos de continuar abriendo camino, apoyándonos en la educación, rompiendo roles de género y dando visibilidad a todos esos referentes femeninos que inspirarán a las próximas generaciones.
Alianzas con la industria
– ¿Qué se está haciendo desde el ámbito universitario y formativo? ¿Y en qué iniciativas cree que queda más camino por recorrer?
En una sociedad en la que la demanda de perfiles STEM altamente cualificados no deja de aumentar, impulsar el rendimiento y la motivación es fundamental. Si queremos fomentar un cambio real, la educación es un aliado clave. Necesitamos profesores de STEM motivados y capacitados para inspirar y formar a la nueva generación de profesionales. En este sentido, creo que cada vez son más las universidades que apuestan por un profesorado capaz de inculcar ganas y seguridad, además de conocimientos, mostrando a sus alumnos el potencial que tienen estas carreras.
Por otro lado, en las asignaturas científicas y tecnológicas cada vez se da una mayor visibilidad a todos esos referentes femeninos que hicieron grandes avances y descubrimientos y eso, sin duda, aumenta el interés y la confianza de las mujeres, porque les ayuda a imaginarse a ellas mismas desarrollando esas actividades.
Si ponemos el foco en los colegios e institutos, considero que fomentar alianzas con la industria podría aumentar el interés de las estudiantes. Ver en primera persona la utilidad de los conocimientos STEM ayuda a poner en valor el impacto positivo que la ciencia y la tecnología tiene en la vida de las personas. Y esto ayuda a que las niñas se sientan más atraídas por estas asignaturas. En este sentido, creo que las escuelas tienen el reto de explicar a sus alumnos, quizás con una asignatura específica a partir de secundaria, las salidas profesionales de las carreras STEM, a qué tipo de trabajos, posiciones o proyectos se pueden optar, y qué capacidades y aptitudes se ganan a través de estos estudios. Esto se podría complementar con charlas con referentes, tanto femeninos como masculinos, que hablen desde su propia experiencia sobre la realidad de estas carreras, la gran cantidad de oportunidades y opciones que te dan, y la aplicación de éstas a la sociedad actual.
– ¿Cuáles cree que son los perfiles de carreras donde hay más potencial y/o oportunidades para la mujer?
Creo que estamos viviendo un momento excepcional, en el que tenemos la suerte de poder elegir hacia dónde queremos orientar nuestro futuro profesional. A eso se le suma la innovación, las nuevas tecnologías y la fuerte aceleración digital que ha provocado la pandemia. Cada vez más empresas buscan profesionales con titulaciones técnicas que cubran sus nuevas necesidades y, precisamente, uno de los grandes valores de las áreas de conocimiento relacionadas con STEM es que son transversales en prácticamente todos los sectores y dan cabida a una gran cantidad de perfiles.
Sin duda, son muchas las carreras STEM en las que hay un enorme potencial, pero en el sector concreto de la tecnología, yo destacaría las áreas de innovación y transformación digital, poniendo especial atención en el ecosistema cloud, la ciberseguridad, el Internet of Things y la inteligencia artificial. De hecho, la Unión Europea estima que, este año, el 45% de los empleos estén relacionados con el ámbito digital. Si miramos la lista de profesiones más demandadas en España para este 2022 encontraremos perfiles como arquitectos de nube, especialistas en ciberseguridad, especialistas en inteligencia artificial, desarrolladores de software… y no olvidemos todas esas profesiones del futuro que aún no están inventadas, pero para las que, sin duda, será necesario contar con una base científico-tecnológica.
– ¿La brecha de género es mayor que en los países de nuestro entorno? En caso de ser así, ¿por qué?
Si nos ceñimos a los datos, y gracias a la tenacidad y al paso de los años, España ha ido mejorando su posición en términos de igualdad entre hombres y mujeres hasta convertirse en el sexto país con mayores índices de la Unión Europea y situándose a casi seis puntos por encima de la media europea, según el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE). Aún queda mucho trabajo por delante, pero parece que vamos por el buen camino.
– ¿Qué percepción tiene de este último año? ¿Se ha reducido esta brecha o la situación es similar?
Creo que sí se ha reducido. Afortunadamente, cada año que pasa vamos evolucionando y estrechando un poco más esta brecha en sus distintas categorías, desde el empleo, la educación o la conciliación, entre otras. Pero es cierto que todavía hemos de avanzar mucho como sociedad. De hecho, según un reciente estudio promovido por el primer indicador en España que permite cuantificar y seguir anualmente la evolución de la igualdad de género en el país, de mantenerse la tendencia de estos últimos cinco años, la brecha de género en España no desaparecería por completo hasta 2055. Es decir, todavía quedarían unos 33 años para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres.
– ¿Piensa que se están adoptando las políticas necesarias para reducir dicha brecha? ¿Qué cree que se debería hacer para lograrlo? ¿Y para quebrar el ‘techo de cristal’?
Creo que, gracias a muchos años de esfuerzo y constancia, por fin los instrumentos jurídicos comienzan a tomar partido con el objetivo de promover equilibrio entre mujeres y hombres, especialmente en lo que se refiere a oportunidades laborales. Aunque aún se está lejos de alcanzar una participación equilibrada de mujeres y hombres en muchos espacios de poder, tanto político-público como económico, comienzan a impulsarse iniciativas por parte de la Unión Europea con el fin de promover la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad en las empresas, tanto públicas como privadas. Y éstas, a su vez, están evolucionando hacia modelos de negocio en los que prima el talento y las capacidades por encima de los estereotipos y prejuicios sociales.
En este sentido, considero que es elemental tener muy presente que las dificultades no sólo están en el ámbito laboral, sino que también se encuentran en la cultura y la educación, dos pilares fundamentales a través de los que fomentar políticas igualitarias.
Destacada presencia femenina
– ¿Qué representación tiene la mujer en su organización? ¿Están tomando medidas para avanzar hacia la paridad? ¿En qué consisten?
Actualmente, el 61% de los empleados de ALSO en España y el 80% de nuestro equipo de dirección somos mujeres. A nivel mundial, la proporción de mujeres dentro del Grupo ALSO es de cerca del 45%, muy por encima del nivel medio del sector de las TIC, que se situó justo por debajo del 25% en 2020, según Eurostat. Con respecto a los salarios, se basan en las descripciones de los puestos de trabajo, dentro de los cuales hay rangos salariales fijos, independientemente del sexo.
La igualdad forma parte del ADN de ALSO y, muestra de ello, es la diversidad no sólo de género que hay a todos los niveles, sino también en categorías como la identidad sexual, el origen étnico o la religión. Por eso, hemos incluido nuestro objetivo es promover el respeto, el compromiso y la comprensión de nuestras diferencias a través de iniciativas de diversidad e inclusión dentro de la empresa, animando así a nuestros empleados a participar en ellas. Desde hace años publicamos nuestro propio reporte de sostenibilidad y diversidad donde plasmamos los datos que respaldan esta manera de entender la empresa y la sociedad.
– ¿Cuál ha sido su experiencia propia? ¿Alguna vez se ha sentido relegada frente a sus colegas por ser mujer?
Desde los estudios y durante buena parte de mi vida laboral, siempre he pertenecido a una minoría de mujeres que desarrollábamos nuestra actividad en un entorno mayoritariamente masculino, ya fuera por haber estudiado una carrera de ingeniería o por ser parte de equipos de dirección y, más tarde, de alta dirección. Y aunque confieso que alguna que otra vez he echado de menos tener más compañeras a mi alrededor, jamás me he sentido menospreciada, ninguneada y mucho menos agredida por el hecho de ser minoría o de ser mujer.
Es cierto que, al igual que entre las mujeres existe cierta conexión innata, entre los hombres también se da la camaradería de género, a la que es difícil acceder siendo una mujer. Pero esto nunca ha sido un impedimento para poder desarrollar plenamente mis más de 20 años de carrera. En realidad, nunca he tenido una gran “consciencia de clase” por el hecho de ser mujer. Más allá de mi género, mi color de piel o cualquier otro aspecto distintivo, siempre me he visto a mi misma como una persona, trabajando con otras personas.
Desde mi punto de vista, lo más satisfactorio en el ámbito de las relaciones laborales es poder colaborar desde lo que nos une y enriquecernos mutuamente con la diversidad que cada uno puede aportar, ya sea por nuestro origen, género o creencia. Desde el año pasado, intento trasladar esta manera de pensar a las nuevas generaciones de ingenieras, a través del programa de Mentoría de la Universitat Politènica de Catalunya.