Mojo!
No todo en la vida del videojuego es pegar tiros, saltar de plataforma
en plataforma o mover tropas para vencer a nuestros contrincantes. Mojo!
nos ofrece algo nuevo, aunque en realidad no especialmente maravilloso.
Mojo! es un intento ligeramente soporífero de crear un juego de
habilidad, en el que los principales factores son el control de una bola
con efectos de inercia varios, y múltiples elementos en los decorados que
intentarán ponernos difícil el controlarla con efectividad. Si alguno de
los lectores ha probado por ejemplo alguno de los clones de Arkanoid, se
hará una idea de que va la cosa, solo que esta vez, en vez de utilizar una
‘raqueta’ para hacer rebotar la pelota en todas direcciones, tenemos el
control directo sobre el esférico.
¿Y que gracia tiene si
podemos controlar la bola? Pues no mucha, en verdad. No, en serio, no es
tan sencillo simplemente porque tenemos que enfrentarnos a ciertas leyes
físicas como la inercia, además de intentar controlar el asunto cuando
empezamos a rebotar contra un sitio u otro, o cuando la acción se
desarrolla dentro de entornos muy cerrados en las que la movilidad es
reducida.
Se ha intentado… sin mucho éxito
La
verdad es que al principio es divertido. Es original, llamativo y fácil de
entender y controlar. Lo malo del asunto se presenta cuando se llevan unas
horas jugando. Se descubre que el factor más importante en este tipo de
juegos, el de adicción, tiene una inexorable tendencia a reducirse
drásticamente. Según se va avanzando, por supuesto, nos iremos encontrando
nuevos elementos que complicarán las situaciones, pero que no aportan
mucho a la hora de hacer que nos olvidemos del mundo para seguir pegados
al mando de la Xbox.
Gráficamente el juego simplemente cumple con
lo necesario para una consola con la capacidad gráfica que posee la Xbox.
Los decorados son relativamente sencillos y nos pasaremos buena parte del
tiempo simplemente observando todo tipo de cubos de colores, unos
simplemente para ser destuídos, otros con la única misión en la vida de
irritarnos y dificultar nuestra tarea. Hay algunos efectos, especialmente
algunas ‘auras’ y similares, pero nada de otro mundo. El sonido tampoco va
a ganar ningún Oscar el año que viene. Ni la música ni los efectos en
general destacan
En resumidas cuentas: Mojo! es un intento
de hacer algo diferente, solo que se ha quedado sólo en eso, algo
diferente. Técnicamente el juego es mediocre, y apenas tiene atisbos de
adicción y jugabilidad, por lo que se trata de un producto sólo
recomendado para adictos a los juegos de habilidad, o bien para personas
con insomnio que echen de menos los efectos secundarios del programa de
Pedro Ruiz.
Julio Canto