Esta herramienta hace que nos pasemos la intimidad de las personas circundantes por nuestras zonas nobles, ya que permite, con cuasi-total impunidad, apropiarse de todos los mensajes de texto y registro de llamadas salientes y entrantes (incluida su duración) y almacenarlas en una cuenta privada a tu elección. Aunque discutible moralmente esta aplicación puede ser la sal y la pimienta de tus vecinas marujas o de tu celosa novia, que no es capaz de esperar a la factura de la operadora de turno para controlar con quién (y cuánto) te comunicas fuera de vuestro zigoto emocional. —Alberto Payo [Aving]
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